Desde hoy, la protagonista de El tiempo entre costuras vuelve a la vida porque llega a las librerías el nuevo y esperado libro de María Dueñas: Sira. Un volumen de 600 páginas que retoman la historia, que conquistó a millones de lectores en todo el mundo, justo donde se quedó. Sira Quiroga (ahora Bonnard), tan carismática e inolvidable como siempre ya no es, sin embargo, la inocente costurera que nos deslumbró entre patrones y mensajes clandestinos en esta novela repleta de escenarios y personajes fascinantes, intrigas y aventuras.
Concluidas sus funciones como colaboradora de los servicios secretos británicos tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Sira afronta el futuro en busca de un poco de serenidad. Sin embargo, no lo logrará, ya que el destino le tiene preparada una trágica desventura que la obligará a reinventarse, tomar sola las riendas de su vida y luchar con garra para encauzar el porvenir. Un novelón en el que podremos seguir los pasos de su heroína caminando con paso firme hacia la madurez y con el que se busca repetir el éxito de un fenómeno editorial cuya adaptación televisiva, de la mano de Antena 3, logró numerosos galardones y una espectacular audiencia.
Desgarros y reencuentros, cometidos arriesgados y la experiencia de la maternidad forman parte de esta adictiva ficción en la que Jerusalén, Londres, Madrid y Tánger son los escenarios por los que transitan sus protagonistas. Los destinos elegidos por María Dueñas van unidos a los temas que aborda y a la transformación de sus personajes.
Viaje histórico por cuatro grandes escenarios
La Palestina convulsa retrata la encrucijada vital que experimenta Sira; el Londres devastado y contenido por la guerra mundial que ha de volver a reconstruirse, la situación personal en la que se encuentra ella; el Madrid de posguerra, gris y ansioso de esperanza, lo que simboliza la celebrada gira de Eva Perón y un Marruecos familiar y nostálgico, donde nuestra heroína espera encontrar la paz pese a los conflictos que le esperan.
Además, en todos esos lugares también hay espacio para ambientes en los que gobiernan la opulencia, la fiesta y las falsas apariencias; unos privilegios que siguen formando parte de una sociedad mundial en reconstrucción. Los lectores nos adentramos como viajeros en un túnel del tiempo que nos lleva a conocer la atmósfera de cada una de las ciudades.
Jerusalén
"A diferencia del recogido encanto del American Colony, el King David Hotel resultó un sitio grandioso: el Palace o el Ritz que yo acostumbraba a frecuentar, en comparación, se me antojaron modestos. Aquello era otra categoría, un tributo a la opulencia combinando lo genuinamente propio del Oriente Próximo con un ambiente mundano".
En la capital palestina, destacan el imponente King David, cuyo edificio, además de tratarse de un hotel, es un emplazamiento para funcionarios británicos; la villa reconvertida en hotel donde se instala Sira junto a Marcus Bonnard, el American Colony; locales como el Fink’s Bar y el café Atara o el edificio de la asociación cristiana YMCA, la basílica de la Natividad en Belén; el Barclays Bank, donde Sira se cruzará con el periodista y corresponsal británico Nick Soutter por primera vez, y las menciones al callejero de la Ciudad Vieja, al Muro de las Lamentaciones y a otros espacios de Jerusalén.
SIRA (Autores Españoles e Iberoamericanos)
"Si en los pisos altos montones de militares y civiles se volcaban durante las jornadas de trabajo en los quehaceres oficiales del Mandato, y si en la planta principal, repartidos por el Arab Lounge, el hall o el gran restaurante, tanto locales como foráneos debatían constantemente sobre política, terrorismo y negocios, allí abajo, en el sótano del grandioso edificio, el club La Régence ofrecía por las noches un ambiente distendido, olvidando por unas horas la actividad de los pisos superiores y sus truculencias."
Londres
"Callejeando fascinada, llegué hasta la magnífica Regent Street, con sus montones de edificios formidables y arcadas de comercios, montones de autobuses rojos de dos pisos echando humo negro, grandes almacenes, restaurantes y teashops, montones de gente con aspecto urbano, contemporáneo, diligente. A pesar de las cicatrices de los bombardeos, la ciudad se iba desplegando ante mí infinitamente más próspera, opulenta y hermosa que mi pobre Madrid".
Cuando llega a Londres, Sira inicia sus primeros pasos en una concurrida Victoria Station. Acto seguido acudirá a The Boltons, la distinguida zona entre South Kensington y Chelsea en la que los Bonnard tienen su residencia. La protagonista también recorrerá un Londres que sigue padeciendo los estragos de la Segunda Guerra Mundial. Los lectores nos trasladamos hasta la sede de la BBC, cercana a Oxford Street; el hotel The Dorchester, donde Sira se reúne con miembros del servicio secreto británico; el establecimiento del barrio de Chelsea, Woolworth’s; el salón de té Fortnum & Mason, lugar en el que Sira se reúne con Dominic, un amigo íntimo de Marcus; la fiesta en Lefevre Gallery, hasta los topes de españoles exiliados: artistas como el pintor Gregorio Prieto, intelectuales como Salvador de Madariaga o Pablo de Azcárate, escritores como Arturo Barea y poetas como Luis Cernuda. Recurrente es la mención al reputado Martínez, el más célebre de los restaurantes españoles.
España
"Independientemente del destino, todo se hacía con rapidez extrema, boato exagerado y un protocolo inflexible como un cepo. Y alrededor, siempre las masas jaleando a la gran dama, peleando por atisbar de cerca un mechón de su pelo o un pellizco de su falda, corriendo detrás de los coches, aplaudiendo y profiriendo estrepitosos vítores. Como si abrieran una espita, la euforia brotaba siempre a su paso".
El Madrid de la posguerra es una ciudad gris y miserable, poco dada a las fiestas, aunque la emocionante presencia de Eva Perón (la gira que realizó la primera dama argentina, invitada por Franco, y la Gran Cruz de Isabel la Católica que le regaló el Caudillo tienen especial protagonismo en Sira) la hará brillar durante unos días. Destacan ubicaciones como el Club de Prensa, donde se aloja Sira como corresponsal argentina de la BBC; el Embassy, el exquisito salón de té al que acude la protagonista para reunirse con Tom Burns, antiguo colaborador de la embajada británica; o el palacio de El Pardo, la residencia oficial del dictador y con una zona habilitada para la esposa de su homólogo argentino.
Para completar su gira diplomática y con intereses comerciales en España, Evita también pondrá en su agenda la ciudad de Granada, donde se hospedará en el hotel Alhambra Palace, visitará la maravillosa Alhambra y algunos de sus colaboradores harán de las suyas en la cueva del Sacromonte; Sevilla, con su hotel Alfonso XIII, y Barcelona. En la Ciudad Condal, Sira se aloja en el hotel Majestic; se celebra una cena y un baile en el Real Club de Tenis y asiste a otra recepción oficial en las estancias del Palacio de la Generalitat.
Tánger
"Con un nudo en la garganta, recorrí de nuevo aquella carretera Tánger-Tetuán en la que cada curva me traía un recuerdo".
María Dueñas cierra esta historia en Marruecos. El gran escenario final es Tánger, el lugar donde empezó todo. Algunos de sus enclaves son el decadente Hotel Cecil, al que acude Sira nada más pisar la ciudad; el Parque Brooks, ya que Sira se instala en una villa cercana; el local de moda Le Parade, un espacio que comparte con su amigo Félix; el revelador palacio Sidi Hosni, propiedad de la rica Barbara Hutton; el Emsallah Garden, que acoge una gala de la Asociación Internacional de la Prensa que cambiará la vida de una Sira inconsciente; el distinguido hotel El Minzah, en el que conversa con el inspector Vázquez; El Fahrar, en el Monte Viejo, un hospedaje que recibió a ilustres clientes como Paul y Jane Bowles y a otros mucho más canallas y menos relevantes.
Igualmente, de la mano de Sira recorreremos la siempre sugerente medina de Tánger. En menor medida, la autora hace otros guiños al pasado de Sira cuando ésta visita Tetuán y vuelve a pasear por el ensanche español y a recorrer la calle de la vieja pensión de Candelaria, La Luneta, donde los bazares regentados por indios han dibujado un nuevo paisaje.
"Tánger empezó a desplegarse ante mis ojos blanca y compacta, recortada contra el cielo luminoso como un montón de pequeños cubos amontonados. A pesar de los esfuerzos por resistirme, no pude evitar rememorar otra llegada semejante".
Fotos | Unsplasy y Planeta