A finales de marzo os contaba que, en Madrid, el antiguo cine Carlos III de Colón se había unido a la sala de fiesta Cleofás para proporcionar un lienzo en blanco en el que el arquitecto e interiorista Lázaro Rosa-Violán y su equipo pudiesen recrear un espacio, que ofreciese una propuesta gastronómica única en Madrid, inspirándose en la estética de los años 40 y 50, y conjugado a la perfección luces, ambientes y espacios gastronómicos, dotando a cada uno de identidad propia y, al mismo tiempo, logrando un conjunto de coherencia estética.
Paletas de colores caldera, marrones y verdes, incorporación de la cerámica como elemento decorativo, un sinfín de detalles que conforman un espacio - que recuerda un poco en lo relacionado con el concepto al madrileño mercado de San Miguel -, pero mucho más lujoso y sofisticado, este mercado gourmet ha abierto esta noche sus puertas, de forma oficiosa, sólo para amigos y familiares.
El chef Gustavo Valbuena, mano derecha de Paco Roncero y responsable de 5 de los quince puestos que se han habilitado en el interior de estas instalaciones, sabía la ilusión que me hacía asistir a la inauguración, y ha tenido la deferencia de incluirme en la lista. Así que allí me planté, a las 21,30 h, con mi móvil en ristre, para no perder detalle y podéroslo contar recién salido del horno, ¡y nunca mejor dicho!
Lo primero que pensé al ver la enorme multitud que se había congregado era el colosal poder de convocatoria de los organizadores, porque todos habíamos acudido como moscas a la miel. ¡Y con razón!
Desconozco el número exacto de personas que allí comparecimos, y eso que se lo pregunté a las azafatas que controlaban el acceso al recinto por medio de una restringida lista, ¡pero se habían olvidado en casa el cuenta perdices! En cualquier caso, muchas.
Bueno, pues todos pudimos probar las especialidades y delicatessen que servían en cada uno de los puestos. Había un poco de todo, y todo exquisito. Que yo recuerde, probé o vi pasar: ajo blanco, gazpacho de remolacha, lentejas con foie, callos, patatas guisadas en cucharita con un torrezno encima, morcillita con menta y albahaca, un carpaccio de atún fresco que quitaba el sentido, croquetitas, etc. Todo cien por cien español, cocinado con cariño, a la antigua usanza y rico, rico.
Estuve en la planta de acceso y en el sótano. También subí hasta la primera planta, donde está el restaurante de comida orgánica de Ramón Freixá al que han llamado "Arriba" con una decoración con aires de bistrot, pero sólo me dejaron hacer un par de fotos desde la entrada, porque todavía estaban terminando de dar los últimos toques.
Tres grandes de la gastronomía: Marcos Morán, Paco Roncero y Pepe Solla nos hicieron soñar con sus mejores propuestas. "Sinergias" es la unión de estos tres alquimistas de la cocina materializada en cinco espacios: La Batea, Castizo y A Mordisco, con una filosofía de comida informal y un especial guiño a la tapa. Entrecortes y De Cuchara, enfocados a los guisos tradicionales y profundizando en nuestras raíces de hoy y de siempre.
En resumen, una cocina basada en la materia prima, y en el concepto tapa servida en microespacios temáticos por grandes chefs procedentes de tres regiones distintas, con formas distintas de pensar y de hacer las cosas, pero respetando por encima de todo los sabores de siempre.
A eso de las 23,30 h dio comienzo, en lo que en su día fue el escenario del cine, una actuación en directo de un grupo que sonaba la mar de bien. Localizadas en las esquinas del recinto, un montón de barras no pararon de servir a los invitados todo tipo de bebidas.
De camino a casa, estuve pensando en lo bien entrenadas que están todas las personas que trabajan en Platea Madrid, pues a pesar de ser tantos, todos fuimos servidos, pudimos probar de todo y disfrutar del ambiente. Madrid estaba pidiendo a gritos un espacio de estas características. ¡Larga vida a Platea!
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