De nuevo el Museo Thyssen Bornemizsa nos hace sucumbir al placer de una exposición que no va a dejar a nadie indiferente. Paul Cézanne, uno de los pintores favoritos del público en general y evidentemente del Thyssen en particular, que siempre ha mostrado su pasión por este periodo de la historia del arte, tanto el impresionismo como el post impresionismo de quien Cézanne es su máximo representante.
La expectación levantada se debe a que se trata de la primera retrospectiva de Cézanne en España en treinta años, desde la exposición del MEAC de 1984.
La muestra, comisariada por Guillermo Solana, incluye 58 pinturas del artista -49 óleos y 9 acuarelas- procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo (incluyendo Estados Unidos, Australia o Japón), muchas inéditas en nuestro país, que se exponen junto a 9 obras de otros artistas como Pissarro, Gauguin, Bernard, Derain, Braque, Dufy y Lhote.
Mientras vivió, Cézanne fue un pintor ignorado que trabajó en medio de un gran aislamiento. Un hombre poco sociable, sin amigos e ignorante de los críticos, a quienes aborrecía, solo expuso su obra de manera ocasional. Fue un «pintor de pintores» que la crítica y el público ignoraban, siendo apreciado sólo por algunos impresionistas como Renoir o Camille Pisarro.
Paul Cézanne manifestó un interés progresivo en la representación de la vida contemporánea, pintando el mundo tal como se presentaba ante sus ojos, sin preocuparse de idealizaciones temáticas o afectación en el estilo. Así, con sus famosas pinceladas geométricas, que van configurando la superficie del lienzo y son fácilmente reconocibles para cualquier observador, ordenaba estructuralmente todo lo que veía en formas simples y planos de color.
Sólo en los años finales de su vida volvió a exponer en la galería de Ambroise Vollard en 1895, en la que sería su primera muestra individual. A partir de ese momento su obra pudo ser vista en otras exposiciones y comenzó a ser valorada y a influir en los jóvenes fauvistas y en los futuros cubistas. Su exposición póstuma, celebrada en París en 1907, fue toda una revelación y desencadenó el comienzo del cubismo.
Una exposición que merece la pena y podremos disfrutar hasta el próximo mes de mayo, Cézanne en el Thyssen, un placer para los sentidos
Imágenes | Repoarte Más información | Museo Thyssen En Embelezzia | El Museo Thyssen nos da sueño... y surrealismo
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 0 Comentario