El título de la película de Almodóvar “Tacones lejanos” es la idea que debes tener en mente cuando se trata de caminar con cualquier tipo de calzado. Nada tiene que ver con el argumento pero es fácil de recordar. Las buenas maneras sugieren que nuestros pasos sean discretos.
No hace falta que sean silenciosos, lejos de ello: la música que acompaña a una persona que anda con tacones puede ser sugerente y elegante. Pero que no recuerde a un elefante o a un potrillo desbocado. Es algo que con práctica se consigue en terreno llano, subiendo o bajando escaleras. Pero no puedo con las flip-flop.
Los interrogantes del titular del post son una verdadera pregunta: ¿cómo lo hacéis para no parecer un rinoceronte bajando escaleras como yo con este calzado veraniego tan cómodo? Andar y subir escaleras está más o menos controlado. Pero bajar, ¡es un escándalo! ¿Cómo lo hacéis vosotros? Porque yo lo consigo los cuatro primeros peldaños, los demás es misión imposible.
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