Descorché el Perrier-Jouët edición especial Boda de Mónaco Cuvée Belle Époque 2002 ... no, 2004

Foto: © Marcadé Event / Deepix

En el mundo del lujo, las marcas también tienen fotos de família. Son mucho más que una empresa comercial y, a lo largo de los años, crean vínculos personales sirviendo a clientes muy especiales. A muchos de ellos les gusta mantener el anonimato, otros pasan a formar parte de la historia pública de alguna Maison. Es el caso del Champagne Perrier-Jouët y la família real de Mónaco.

En ocasión de la Boda Real entre el Príncipe Alberto y Charlene Wittstock el 2 de julio de 2011, esa conexión volvió a llenar titulares. Perrier-Jouët ha estado presente desde 1964 como el champagne del Baile de la Rosa, el favorito de la Princesa Grace. Su hijo Alberto de Mónaco homenajeó la memoria de su madre eligiéndolo como champagne oficial para su boda.

El champagne oficial de la Boda Real de Mónaco

Foto: © Marcadé Event / Deepix

Las anémonas Art Nouveau de las botellas servidas en magnum del Belle Epoque de 2002, escogido personalmente por el actual chef de cave Hervé Deschamps, rivalizaron con la belleza de la Princesa Charlene. A finales del verano de 2011, recibí una botella de Perrier-Jouët Belle Epoque 2004 personalizada con la misma etiqueta que la edición de la Boda Real de Mónaco. Quisiera compartir con vosotros la experiencia de la cata de tan magnífico champagne.

Algunos puristas pensaréis que he tardado mucho en descorcharla. Existen tres cuvées de prestigio Belle Epoque, la máxima expresión del savoir faire de Perrier-Jouët: 1998, 2002 y 2004. En el pequeño catálogo verde colocado en el interior de la caja de presentación viene indicado que la cuvée 2004 puede conservarse en bodega de cinco a diez años.

Perrier-Jouët cuvée Belle Époque 2004

Millésime 2004, el propio Hervé Deschamps describe la cuvée Belle Époque 2004 como un diamante recién tallado, la “verdadera expresión de elegancia y refinamiento de estilo que distingue a Perrier-Jouët”.

A finales del mes de septiembre del 2004, en la Côte des Blancs se vendimió una uva con un equilibrio de acidez y azúcares excepcional. Se consiguieron Chardonnays únicos, complejos y equilibrados, la proporción más importante del cupaje de Perrier-Jouët: Chardonnays Grand Cru Cramant y Avize junto al Pinot Noir Mailly y Pinot Meunier.

Notas de cata

El color amarillo claro, apenas dorado y transparente. Siempre describo las burbujas del champagne como hipnotizantes. En este caso, una fina columna cetral de pequeñas burbujas suben sin prisa hasta formar la corona, los laterales del cristal libres de ellas.

En nariz, notas florales de primavera plena. Flores blancas suaves, frutas en su punto perfecto de madurez, un aroma de ramillete solar fresco, aéreo. Imaginé un panecillo de brioche francés con su mantequilla. En boca, la sensación de ese frescor es inmediata, frutas y flores blancas pasar de la nariz al paladar. Es un champagne elegante, con una acidez excelente y el punto goloso que no satura. Persistente, un final largo que saboreas espaciando cada sorbo.

La champañera de la foto superior es el diseño de los orfebres Christofle para Perrier-Jouët. Anémonas en las asas, me gusta el juego del acabado en mate y brillante de la plata. Elegante para servir un champagne elegante como éste.

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