Louis Vuitton es lo que tiene, que es capaz de transformar un objeto utilitario en una pequeña obra maestra, al elevar sus diseños a otra dimensión. Eso es por lo menos lo que ha ocurrido con su nuevo reloj Emprise.
Inspirándose en los elementos estructurales con los que antaño fabricaban los famosos baúles que les hicieron tan famosos, el nuevo reloj reproduce el mismo principio de fuerza y solidez: placas de refuerzo metálicas, cerraduras, clavos...
Todo ha sido reinterpretado en temas decorativos minuciosamente ornamentados, dando lugar a un marcado sello que caracteriza una colección profundamente arraigada en la historia de Louis Vuitton.
Fiel a los valores de la Maison, la paciente precisión del relojero se hacen eco de la destreza de los maestros artesanos que han estado realizando los famosos baúles desde 1854.
El reloj Emprise es la quintaesencia del espíritu parisino, gráfico y delicado. Las asas que sujetan la correa están acentuadas por motivos derivados de las piezas esquineras del baúl, mientras que la cuadrada y simétrica caja está animada por los reflejos del cristal doblemente biselado y el destello de los diamantes.
El brazalete está disponible en satén de gros-grain o piel labrada. En los modelos de oro, los tonos empolvados de la esfera recuerdan un poco la tela acolchada que protege el interior de los baúles. En los relojes de acero, la esfera es blanca o negra, decorada con líneas que recuerdan a las boiseries típicas de los apartamentos parisinos.
La esfera del reloj no exhibe cifras, simplemente las iniciales LV, con un emplazamiento inusual a las 5 horas, que nos recuerda que el estilo es algo atemporal.
¡Me encantan los relojes cuadrados!, ¿a vosotros también?
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