Con sus voluptuosas curvas y su silueta en forma de ocho, el frasco del perfume “J’adore” es un icono capaz de inspirar a los mejores artistas. DiorMag nos invita a seguir al artista Jean-Michel Othoniel durante todo su periplo creativo.
Nunca antes un frasco fue capaz de expresar tan bien lo que contenía. El ánfora del perfume “J’adore” se ajusta a la perfección a la imagen de la fragancia que custodia: refinada, voluptuosa, excepcional gracias a la creatividad del artista francés, que ha recreado un nuevo envase para “J’adore l’Absolu”, la versión más lujosa del mítico perfume de la firma Dior.
Formado en l’Ecole Nationale Supérieure d’Arts de París, y en la Villa Medicis de Roma, Othoniel es conocido por sus obras de cristal, material con el que ha creado gigantescas esculturas, orondas y coloridas.
Para el artista, una escultura debe ser algo alrededor de lo cual uno gira deseando poderla acariciar. Ese convencimiento fue el que le llevó a reinterpretar un frasco que, aunque en un principio parece respetar una misma línea, en realidad ha experimentado una gran evolución.
En el cuello del frasco, el collar realizado con un hilo de oro se ha transformado en un hilo de cristal, sin principio ni fin. Un trazo infinito que representa la libertad. El porte altivo del ánfora sigue imponiendo su gracia y su orgullo. Y hace bien, ya que gracias a su cuello fino y alargado, ha conseguido tocarse con una perla gigante de cristal que custodia en su interior, y para toda la eternidad, unas finas lascas de oro.
Para Othoniel este frasco es una joya, un cómplice que se lleva en la mano, pegado a la piel. Para el artista, el frasco debe ser como el perfume, carnal:
Es un objeto que vamos a manipular, con el que vamos a viajar, pero que no por ello deja de ser un objeto muy preciado y apreciado, ya que es un compendio de memorias de viajes y de libertad".
Para fabricarlo, Othoniel se desplazó hasta la isla de Murano, en Italia, para encontrarse con los grandes maestros artesanos del cristal. Ellos fueron los responsables de soplar el cristal con el que se formaría el frasco, y también fueron los responsables de ir dotándole de formas y curvas.
En Murano tienen ese gran savoir-faire, a lo que hay que sumar su absoluta maestría en todo lo relacionado con el color. Esta idea del vidrio en movimiento de Othoniel para "J'adore L'Absolue", del beso en el cristal, resulta de lo más sensual; y es lo que el artista procura transmitir en sus obras. ¿Os parece que lo ha conseguido?
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