En el último desfile de Kris Van Assche para Dior Homme, un ojo veía mientras el otro sentía

Ayer, en el desfile para la próxima temporada estival de Dior Homme firmado por Kris Van Assche soplaba una brisa de arte contemporáneo, que nos transportaba hasta el borde del mar. Así por lo menos lo pudieron comprobar in situ los actores Ansel Elgort y Ryuhei Matsuda, que asistieron a él en compañía de la modelo Candice Swanepoel.

Sobre la invitación que el departamento de relaciones públicas envío a la prensa, se podía leer una cita del pintor Paul Klee: “Un ojo observa, el otro siente”; una metáfora a ese código binario entre tradición y modernidad, entre ciudad y mar, que ha inspirado esta colección.

Sobre un parqué de madera clara en el que habían pintado rayas de colores, transformándolo en una auténtica obra de arte contemporáneo, vimos avanzar a un hombre embutido en un smoking ajustado color azul oscuro.

A medida que fueron pasando las nuevas propuestas, pudimos comprobar como la silueta del Hombre Dior se iba haciendo cada vez más casual y relajada. Con las manos en los bolsillos, vimos como los modelos parecían estar ya a punto de marcharse de vacaciones.

Este verano, Kris Van Assche ha revisitado los clásicos a la hora de vestir, pero dotándolos de una visión contemporánea, guiada por el espíritu náutico. Así pues, pudimos ver prendas en un vistoso amarillo limón, parkas de tela de color rojo, camisetas a rayas bajo una chaqueta, o incluso un abrigo recto de cachemire en color amarillo.

El aire marino parece haber despertado el alma de artista del hombre Dior: el color hace irrupción por medio de brochazos casi naïfs, en camisas de algodón o en pantalones vaqueros, mientras que los bordados – en blanco o en color -, decoran las chaquetas vaqueras o sirven para subrayar las rayas de un traje.

¡Qué razón tenía Monsieur Dior cuando decía lo importante que era mantener las tradiciones para poderlas transmitir a las nuevas generaciones! En época de tiempos revueltos, es importante mantener estas tradiciones que constituyen la flor y nata de nuestra civilización. ¿No os parece?

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