Siempre es un buen día para descubrir lo mejor que nos da la naturaleza para que nuestro guisanillo sibarita quede saciado. No se trata de trufa, de caviar ni de azafrán. Viene del huerto y son guisantes lágrima de costa.
Fíjate lo pequeñitos que son. Los que han comido esta variedad de calidad extraordinaria de guisantes dicen que se funden en la boca dejando un sabor muy refrescante. Se empiezan a recolectar a finales de este mes hasta julio y sólo se obtienen 150 kilos al año.
Os podéis imaginar que los mejores chefs del país se los disputan y su precio no les quitan las ganas de adquirirlos: 200 euros el kilo. Se cultivan y recolectan con extremo cuidado artesanal en Guipúzcoa. Pintxo, si consigo hacerme con un plato de estas perlas verdes, te lo envolveré para regalo.
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