Hay servicios de masajes, y masajes tailandeses. Y no hay que volar hasta Tailandia para poder disfrutar del mejor masaje tailandés: la cadena de lujo Banyan Tree se encarga de hacer llegar esta técnica a sus Spas Elements. Nos trasladamos mentalmente al Hotel Palácio Estorilque os presenté pero cambiamos de edificio.
Es uno de los atractivos de este hotel portugués con solera tradicional. Desde la misma entrada al hotel se ve el edificio de las Termas Estoril, reabiertas en abril 2010 tras cincuenta años sin ser utilizadas. Como si fuera un edificio milagro, en el que entras sin saber lo fantásticamente bien que vas a salir, se ubica el Banyan Tree Spa Estoril, el único de la cadena en Portugal.
¡Claro que no perdí oportunidad de probar sus servicios! Soy fan de los masajes corporales pero nunca me habían hecho un masaje tailandés. Mi primero fué en Estoril y no va a ser el último. No es sólo el masaje y la técnica que utilizan, elogiada en el mundo entero, es todo.
Para empezar, entras y ya te sientes en un mundo de relax, luces indirectas y música relajante. Nadie habla fuerte, todos los movimientos son lentos. La tradición asiática en rituales de belleza y placer lo impregna todo: la decoración, la atención al cliente, los aromas exóticos.
El listado de servicios de belleza es completo, especialmente el de los masajes. Escogí el Thai Classic, un ritual de 90 minutos del que sales tan relajada como te estás imaginando ahora mismo. Y más. Por la noche, se me cerraban los ojos sin quererlo y a las doce, como una Cenicienta, me tuve que ir a dormir.
Esta fué mi cabina, preparada con dos camillas con la posibilidad de recibir el masaje por parejas. Al entrar, la masajista tailandesa te invita a tomar asiento, te quita los zapatos para sumergerte los pies en agua con té. Mientras te relajas, te ofrece un té verde y empieza un masaje de pies que sienta de maravilla.
Hasta que no nos masajeamos los pies (o nos los masajean, mucho mejor) no somos conscientes de la tensión que soportan nuestros soportes corporales. Con los pies ya secos, me dió a escoger un palo de incienso entre una variedad de aromas. Mi elección era clara: el sándalo.
El masaje fué extraordinario. Las tailandesas tienen verdaderamente las manos de oro y una técnica fuera de lo común. Todas y cada una son nativas y formadas en las Academias Banyan Tree en Asia. Así pueden garantizar una calidad de servicio en todos sus Spas. El masaje fué completo, desde los dedos de los pies hasta la cabeza.
La diferencia de un masaje tradicional al tailandés es que éste incluye estiramientos de las extremidades. Una sensación extraña y nueva para mí pero agradable. Al salir, tienes la sensación de ser de chicle en vez de huesos. Me encantó. Al final, te dejan reposar tranquilamente en la camilla hasta que quieras salir. No hay prisa.
Ésta es la bañera que suele estar en todas las cabinas del Spa. En la mía también había pétalos rojos esparcidos aquí y allá pero, como mi servicio no la incluía, no estaban decorados los escasos peldaños que llevan a ella. En la foto inferior, el espacio privado para la clienta: cambio de ropa, ducha, etc.
Un detalle que me gustó mucho es que puedes escoger entre un albornoz o un pareo color verde: escogí el pareo y me sentí en vacaciones. Si os animáis a una experiencia similar, mi consejo es que no tengáis prisa por salir a la calle, especialmente si es de día. Cuando finaliza el embrujado ambiente asiático y vuelves a la realidad, es un fastidio. Una buena idea es permanecer un rato en las instalaciones, tomar una infusión, relajarse. Incluso meditar.
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