Muchos tacharán al pintor cordobés de excesivamente folclórico, pero eso es porque no han ahondado en sus obras. Hasta el 27 de septiembre estáis a tiempo de disfrutar de una magnífica exposición en el Museo Carmen Thyssen de Málaga del pintor Julio Romero de Torres, quien creó un estilo propio, reconocible por expertos y profanos.
"Entre el mito y la tradición", el museo presenta un recorrido por la obra de uno de los pintores más populares de la historiografía española, a la vez que pretende reflexionar sobre su trayectoria creativa a través de diversos capítulos dedicados a los temas más recurrentes de su producción: Luminismo y Realismo social, Retratos y Símbolos, Poemas y Alegorías y Erotismo y Sensualidad son los diferentes capítulos de la exposición
Julio Romero de Torres (Córdoba, 1874-1930) es uno de los artistas españoles más reconocidos durante el periodo conocido como fin de siglo, llegando a ser considerado el maestro absoluto del simbolismo andaluz. Su obra posee verdadera identidad, pasando de ser un mero tópico a considerarse una corriente estética propia del simbolismo.
Residió a caballo entre Córdoba y Madrid, y fue en la capital donde comenzó la difusión de su obra gracias a su amistad con Ramón María del Valle-Inclán. El escritor se convirtió en su mentor, y gracias a la difusión de sus ideas estéticas, así como los textos que realizó sobre el pintor, Romero de Torres consiguió el reconocimiento definitivo.
La exposición se compone de varias secciones organizadas desde un punto de vista temático, dentro de las cuales también queda patente la evolución estilística del pintor. Vinculado desde pequeño al Museo de Pinturas de Córdoba, del que su padre era Conservador, la formación de Julio Romero de Torres estuvo ligada tanto a la influencia paterna y a la pinacoteca cordobesa como a las aulas de la Escuela de Bellas Artes y el Conservatorio de Música. Durante lo que se considera la primera etapa de su producción, cultivó una pintura de carácter luminista vinculada a la estética de raíz impresionista.
Tras viajar a Italia en 1908, su trayectoria experimentó un giro definitivo, consolidando un estilo propio que identifica su pintura. Desde este momento, sus composiciones se caracterizarán por poseer una gran carga simbólica, así como plasmar constantemente el concepto de dualidad, cuyo objetivo reside en representar la simbiosis existente entre dos extremos morales. Una mención especial para uno de los retratos más bellos de la historia, el de la Bella Otero, en el que capta toda la tristeza de la célebre bailarina exótica y actriz, mito erótico del momento.
Si estáis cerca es una oportunidad única de ver una exposición de Julio Romero de Torres en el Museo Carmen Thyssen de Málaga.
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