La cadena hotelera Holiday Inn nos invita a la búsqueda del tesoro, para celebrar su sesenta aniversario

La primera vez que oí hablar de una operación de este tipo fue hace, por lo menos, seis años. Una revista francesa, “Jalouse”, había ocultado un diamante de un quilate en el interior de uno de sus ejemplares. Luego lo había retractilado con plástico, para sellarlo, y lo había mezclado con el resto de las revistas, para que fuesen distribuidas de forma habitual. Una afortunada lectora, al abrir la revista, se encontraría – sorprendida y emocionada -, con ese fabuloso diamante como premio a su fidelidad.

Hace tres años, volví a oír hablar de una acción parecida, salvo que, esta vez, se trataba de brillantes más pequeños en el interior del frasco de un perfume. Para celebrar su aniversario a lo grande, la cadena hotelera Holiday Inn ha querido probar este concepto, que aunque no resulte del todo innovador, sigue resultando igualmente atractivo.

Hasta el lunes de la próxima semana, diez diamantes se ocultarán debajo de diez almohadas, en diez hoteles diferentes, en diez ciudades europeas de los siguientes países: Alemania, Bélgica, España, Francia, Holanda, Inglaterra, Rusia y Turquía.

Las habitaciones se eligieron, al azar, a través de un sorteo. El diamante que se colocará debajo de la almohada es una circonita de ocho centímetros de diámetro. A su lado, un tarjetón anunciará al ocupante de esa habitación que ha sido el afortunado ganador de un diamante, y que deberá llevar la circonita al director del hotel, para que se la cambie por el auténtico diamante.

La cadena hotelera Holiday Inn nos invita a la búsqueda del tesoro, para celebrar su sesenta aniversario. Para comunicar esta acción, Holiday Inn ha colgado el comunicado en su página de Facebook donde cuenta con trescientos mil fans. Si entráis en ella podréis ver quiénes han sido los afortunados ganadores a fecha de hoy.

PD: Los niños que aparecen en la primera foto eran los nietos del fundador de los hoteles Holiday Inn, Kemmons Wilson. Los que aparecen en la segunda foto, son los mismos niños sesenta años después. ¡Cómo hemos cambiado!

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