Venicia ha querido rendir homenaje a una figura extraordinaria de principios del siglo XX. Se trata de la marquesa Luisa Casati (1881-1957). Hija del industrial del algodón Alberto Amman, que se casó cuando sólo tenía diecinueve años con el marqués Camillo Casati Stampa, y que vivió desde el año 1910 al 1924 en el Palazzo Venier dei Leoni (que más tarde fue comprado por Peggy Guggenheim, otra extraordinaria coleccionista).
La ciudad de Venecia fue el escenario de sus grandes fiestas de disfraces o las que daba después de asistir a las más importantes obras de teatro que se estrenaban. Su look extravagante y la excentricidad de su estilo de vida no tardaron en hacer de ella una auténtica celebrity.
Fue objeto de intrigas entre Marcel Proust y el conde Robert de Montesquiou. Causó una inolvidable impresión en Colette, Elsa Schiaparelli y Coco Chanel. Se hacía servir por sirvientes desnudos, y sentada a su mesa a maniquíes de cera como convidados de piedra, y hasta se rumoreaban que algunos de ellos contenían las cenizas de antiguos amantes.
Se adornaba con serpientes vivas como si fuesen joyas, y era muy conocida por sacar a pasear de noche, desnuda debajo de sus abrigos de piel, a sus panteras que sujetaba de correas atadas a collares de diamantes. Por donde quiera que fuera, marcó tendencia, inspiró a genios y asombró hasta a los miembros más curtidos de la aristocracia internacional. Sin duda, la marquesa Casati fue la mujer más escandalosa de su época.
La prematura muerte de sus padres, convirtió a Luisa en una de las herederas más ricas de toda Italia. Su tío no tardó en casarla con un joven milanés llamado Camillo Casati Stampa quien, además era marqués. Un año después de su boda, nació Cristina, su única hija. Sin embargo, las ataduras de un matrimonio por conveniencia frustraban a la marquesa cuando conoció al escritor Gabriele D’Annunzio.
Gabriele D’Annunzio la llamaba Coré y Divine Marquise. Lo primero hacía referencia a la figura de la mitología griega de la reina del infierno; lo segundo, un homenaje al marqués de Sade. Como cabe imaginar, su romance dio mucho que hablar.
Obsesionada por la idea de convertirse en una obra de arte viva, Casati fue la musa que inspiro a los Futuristas y fue inmortalizada en un centenar de obras firmadas por diferentes artistas entre los cuales se encontraban Giovanni Boldini, Kees van Dongen, Alberto Martini, Giacomo Balla, Fortunato Depero, Léon Bakst, Man Ray, Cecil Beaton.
Luisa Amman dilapidó su inmensa fortuna en espectaculares fiestas de las que se hicieron eco todas las revistas del mundo, en casas que transformaba en museo, en adquirir obras de arte. Tuvo que emigrar a Londres durante los años 30, ya que no podía regresar a Francia donde se la perseguía por un montón de deudas, ni a Italia donde su conducta escandalizó al Régimen. Murió en Londres pobre y con pocos amigos en 1957.
Del 3 de octubre al 8 de marzo del 2015, se podrá visitar una exposición en el Palazzo Fortuny de Venecia donde se podrá ver documentada toda la vida de una auténtica dandy bizarra y excesiva, espectacular y transformista, megalomana y narcisista; y recrear la sugestión y el ambiente de la Venecia de fin de siglo, a medio camino entre la elegancia liberty y la ascensión de las corrientes vanguardistas.
Más información | Palazzo Fortuny
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