La perla, una joya natural (y III): la perla negra de Tahití cumple 50 años

Tahiti Tourisme ©Alain Nyssen

Los atractivos naturales y turísticos de Tahití son tantos que no cabrían en el post. Me centraré en uno en honor de un aniversario de oro: la perla negra de Tahití cumple 50 años.

En Tahití todo tiene una aura mágica y sus perlas tienen una leyenda polular:

Oro, divinidad polinesia de la guerra y de la paz bajó a la tierra encima de un arco iris para ofrecer una ostra perlera de un tipo especial a la humanidad.

Los científicos, más racionales, clasificaron a esta ostra perlera polinesia con el nombre de Pinctada Margaritifera, variedad Cumungui, y se encuentra concretamente en las lagunas polinesias, los atolones de Tuamoku y los archipiélagos Gambier.

©Tahiti Tourisme

Hace mucho que las perlas 100% naturales son muy escasas, las de Tahití se cultivan adoptando la técnica de cultivo japonesa de la que os hablé en un post anterior. Sólo una de cada 15.000 perlas se obtiene de manera natural.

Fue en 1961 cuando Jean-Marie Domard, Jefe del Departamento de Pesca tahitiano, introdujo la técnica de cultivo de injertos en ostras que aprendió en la granja de perlas del japonés Mikimoto. En tan solo un año se adoptó en a la isla de Bora Boray tres años más tarde se habían cultivado y cosechado ya más de mil perlas de alta calidad.

La singularidad de la Pinctada Margaritifera u ostra de labio negro es la variedad cromática que puede resultar de su cultivo: dorado, plateado, gris, azul, magenta, cobalto o verdoso. ¿Dos perlas cromáticamente idénticas? Imposible. La Perla Cultivada de Tahití tiene su propia identidad: el color oscuro que la caracteriza.

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