Marrakech se está convirtiendo en una ciudad muy visitada por extranjeros y cada vez son más las grandes fortunas que optan por comprarse allí un Ryad, como es el caso de Bulgari.
Hace no mucho que viajé a esta ciudad y quedé fascinada por sus gentes, artesanía y sus tan conocidos hammam. Allí visité un Spa impresionante muy cerquita del zoco llamado Les bains de Marrakech.
Tienen diversos tratamientos de belleza y cabinas privadas para poder disfrutar desde el tradicional hammam exfoliante con jabón negro hasta una amplia carta de masajes corporales, entre los que podemos escoger por ejemplo un sincronizado a 4 manos.
Un SPA al más puro estilo marroquí, con una ambientación realizada con el mejor de los gustos que, sin duda, merece la pena probar y visitar.
Mi experiencia
Recuerdo que era un día de principios de Junio y ya hacía mucho calor. No encontrábamos el lugar y llegábamos tarde a nuestra cita. Cuando entré por la puerta estaba un poco sofocada por el calor y el aliento casi me faltaba. El personal estaba uniformado con una casaca negra al estilo marroquí, nos recibieron con una amplia sonrisa y nos acompañaron a una zona con taquillas para dejar allí nuestras pertenencias al mismo tiempo que nos daban unos albornoces para movernos por el salón. Llegamos a nuestra preciosa y espaciosa cabina privada para hacernos un hammam y nos tumbamos sobre una especie de repisa mientras una esteticista nos echaba cubos de agua con jabón negro. Al principio, sentir aquel intenso calor después del sofoco con el que había llegado, creí que me daba algo...
Allí nos dejó relajarnos durante unos minutos para que los poros de nuestra piel se abrieran con el calor y el vapor. Al cabo de un buen rato vino otra esteticien con una especie de guante de crin para exfoliarnos el cuerpo entero. Después de eso, ducha de agua fría y la piel tan suave como la de un bebé, libre de toda célula muerta e impurezas. Nos dieron otro albornoz y nos acompañaron a una zona muy zen (ver foto inferior) con tumbonas para que nos relajásemos mientras nos tomábamos un té. Qué bien se estaba...
Solamente os daría un consejo, si os animáis a ir, procurad llegar a tiempo porque llegar sin aliento a un sitio y después meterse en una especie de sauna puede resultar no muy agradable. Y si salís con apetito, justo al lado había un restaurante con una apariencia muy atractiva.
Es una pena que no tuviésemos más tiempo para probar otros de sus tratamientos. En general, el trato fue excelente y me gustó mucho el cómo estaba cuidado todo hasta el mínimo detalle. Me quedé con ganas de más, pero bueno, siempre habrá tiempo para una segunda vez...
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