Hace diez días, cuando entrevisté a Mónica Ceño para que nos hablase de la nueva campaña de The Lab Room firmada por el fotógrafo Bernardo Doral, me comentó que iba a participar en la VFNO instalando un bar de cejas en un corner del espacio Isolée. La idea me pareció fantástica.
Reconozco que no sabía que The Lab Room - considerado como uno de los centros de estética más cool de la capital -, había sido el primero en animarse a crear un bar de estas características en el año 2000. Desde entonces, han apostado por desarrollar o importar, cuando era necesario, los mejores productos disponibles en el mercado.
En The Lab Room ofrecen un servicio que consiste en un estudio personalizado de las cejas que mejor van con el ovalo de la cara de cada persona, para realzar la mirada con la forma de ceja que más le convenga. Lo primero que hacen es aplicar un bálsamo llamado Calendula Eyebrow Elixir, que prepara el vello y la piel para minimizar el dolor.
Luego, se depila el vello con pinzas - que es la mejor forma de depilar las cejas, ya que la piel del contorno de los ojos es muy fina y la cera resulta demasiado agresiva y puede causar arrugas. Con las pinzas, el pelo no se parte y sale de la raíz sin causar daños en la piel (a malas, sólo debería usarse en la zona del entrecejo).
Después de depilarlas, se vuelve a aplicar el producto porque ayuda a recuperar el vello en las zonas que presentan demasiadas calvas, y proporciona un brillo precioso a las cejas. Para que éstas luzcan siempre impecables, conviene retocarlas cada quince días.
Cuando la ceja no presenta la forma adecuada se puede corregir y realzar mediante el maquillaje. Un simple lápiz de cejas bastara para rellenar las zonas menos pobladas o para alargar la forma si las cejas fuesen demasiado cortas. Para un acabado más natural es preferible utilizar sombras y un truco: que siempre sea un tono mas claro que el de tu pelo.
Cuando las cejas resultan demasiado claras o demasiado oscuras, lo mejor es teñirlas para proporcionarles el color que mejor vaya con nuestra piel y con nuestro color de pelo. Esto ayudará a resaltar y a definir la ceja.
Ahora que están tan de moda los tattoos, es bueno saber que existen técnicas de micropigmentación capaces de depositar pigmentos naturales en las capas más superficiales de la piel, lo que permite corregir y embellecer cualquier zona del rostro, incluidas las cejas. Una opción muy interesante para cubrir esas antiestéticas calvas producidas por alguna enfermedad.
En el año 2004, The Lab Room lanzó un bálsamo nutriente y relajante formulado con hierbas y aceites para fortalecer las cejas y mantenerlas en su sitio. Gracias a las propiedades del aceite de ricino, las cejas mantienen su fuerza y belleza. Así mismo, también favorece el crecimiento de pelo en las zonas despobladas debido a una depilación excesiva. Lo mejor es que la caléndula reduce y calma la irritación después de la depilación, y la lavanda proporciona bienestar al relajar nuestra mente si nos aplicamos con él un suave masaje en las sienes.
Después de testar más de mil lápices delineadores, Mónica Ceño dio con el lápiz perfecto para conseguir unas cejas tan naturales que pareciesen que no están pintadas porque, además de tener una textura increíble y duradera, incluye también un peine que da forma a las cejas y difumina el color dándoles un tono perfecto y natural.
Así que ya sabéis, si queréis mantener vuestras cejas en perfecto estado, lo mejor es que os deis una vueltecita cada quince días por The Lab Room para unos pequeños retoques. Quienes vivan fuera de Madrid también pueden adquirir todos los productos que Mónica ha seleccionado con mimo y atención, y así convertirnos también en expertas en estas lídes siguiendo el ejemplo de Jennifer López.
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