Si hay alguien al que le guste experimentar y que tiene una concepción del mundo diferente al del resto de los mortales, ese es Martín Azúa. Con su filosofía de comunicación global para una vida local, sus montajes recuerdan a los experimentos de los niños en la playa.
Nace en el País Vasco, aunque vive en Barcelona, donde compagina su trabajo como diseñador con la docencia en la Escuela Superior de Diseño Elisava. Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Diseño por la Universidad de Barcelona. Postgraduado en Arquitectura y Diseño de Montajes Efímeros por la Universidad Politécnica de Barcelona. Máster en Comunicación Social por la universidad Pompeu Fabra.
Actualmente colabora como diseñador para diferentes empresas, actividad que compagina con un trabajo de experimentación e investigación que ha sido mostrado en exposiciones individuales y colectivas.
En el ámbito de las ideas no hay fronteras entre las disciplinas, la información se mueve en un estrato compartido donde no existen jerarquías ni limitaciones. La producción es local y comprometida con el medio ambiente y el desarrollo social.
Su novedosa propuesta experimental de Casa básica consiste en un volumen habitable de prestaciones básicas, plegable, inflable y reversible fabricada en poliéster metalizado y que responde al calor del cuerpo o del sol.
Fue presentada en diversas exposiciones en Nueva York, Alemania y Barcelona y hoy forma parte de la colección del MOMA de Nueva York.
Nuestro hábitat se ha convertido en un escenario para el consumo, en el que un ilimitado número de productos satisfacen una serie de necesidades creadas a partir de unas relaciones complejas y difícilmente controlables. Culturas que guardan una relación más directa con su entorno nos demuestran que el hábitat puede ser entendido de una manera más esencial y razonable.
La nube que lee es uno de los diseños de Martín Azúa con ese aire de travesura infantil, del que antes hablábamos. Se trata de una instalación interactiva realizada en Tybek, una nube que se mueve cuando las personas estiran de los libros.
La Casa Nido es una sencilla estructura de metal y cuerda que se completa con materiales naturales, ramas, hojas… No ocupa el territorio, se cuelga de un árbol con una cinta gruesa para no dañarlo.
Una vez instalada puede servir como punto de observación o como hábitat esencial en el que pasar una noche. La Casa Nido permite una percepción del espacio natural como un escenario de vida animal, vegetal y humana.
Una serie de objetos útiles que pueden albergar vida animal y vegetal en su interior. La experimentación que empezara en 1999 con el proyecto Natural Finish, cuando abandonaba jarrones de cerámica muy porosa en un río para recoger la mancha natural, las piezas fueron incluidas en la exposición Open Borders comisariada por Droog Design, da como resultado este pequeño sillón de plástico tapizable para interior y exterior, tiene el tamaño de una silla.
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