Cuando uno es un joven diseñador con talento, para acabar de hacerse un nombre y posicionar bien su firma, lo primero que ha de procurar hacer es abrir una boutique en un lugar céntrico y comercial. Si además consigue que el nuevo espacio impacte lo suficiente como para que llame la atención y la gente se fije en él, ¡objetivo cumplido!
Algo parecido debieron pensar los responsables de la agencia Humbert & Poyet, quienes ante el prometedor talento del parisino Alexis Mabille decidieron ayudarle a instalarse en el número once de la rue Grenelle en París. El tema de vivir una experiencia de compra única es una cuestión delicada, ya que debe responder a todas las expectativas de la clientela, pero también a las del diseñador, por lo cual hay que planearla con cuidado y atención, ya que resulta primordial.
En este espacio de ciento diez metros cuadrados, que por el momento sólo acoge las colecciones femeninas de accesorios y de prêt-à-porter, Emil Humbert y Christophe Poyet han sabido reinterpretar con talento las influencias que van de los años treinta a los setenta, pasando de Hollywood a París con naturalidad.
Christophe Poyet comentó el día de la presentación:
“Hemos concebido este espacio como un decorado cinematográfico, ideando juegos con los espejos y con los textiles para que fuesen capaces de desprender el espíritu glamour del diseñador”.
Maniáticos del detalle, los dos treintañeros suelen diseñar el conjunto de muebles, luces y detalles decorativos. Una experiencia total que declinan en espacios atemporales al margen de los tiempos y de las modas.
La presentación oficial del diseñador Alexis Mabille de la mano de Humbert & Poyet con su visión en 3D es algo que ha llamado mucho la atención de los parisinos, siempre a la búsqueda y captura de nuevas y buenas direcciones.
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