Pablo Picasso, nuestro genial pintor y escultor de fama mundial, considerado como uno de los grandes maestros de la pintura del siglo XX, puede ser descrito como un personaje del renacimiento pues la pintura y el arte en general no eran sus únicos intereses.
Entre sus múltiples pasiones, además de las mujeres (el artista se casó dos veces, tuvo cuatro hijos de tres relaciones diferentes, e innumerables amantes), estaba la arquitectura.
Hace un par de días, se ha difundido la noticia de que, precisamente, una de las últimas casas en las que vivió ha sido puesta a la venta. La elegancia sobria de esta villa, la localización en la que se encuentra ubicada y, sobre todo, la historia que la envuelve y las celebrities que han pasado por sus salones y por el taller que en ella tenía el pintor, la convierten en una propiedad muy especial.
Este caserón se encuentra en el histórico pueblo de Mougins, a pocos pasos de la rutilante Croisette de Cannes. Conocida como Mas de Notre Dame de Vie (el nombre de la capilla que forma parte de la finca), se puede decir que esta casona está a la altura de las obras del pintor.
La propiedad que se extienda por una superficie de ochocientos metros cuadrados ha sido puesta a la venta por un marchante de arte belga que prefiere permanecer en el anonimato. La casa la adquirió en el 2008 por una cifra astronómica.
El nuevo propietario efectúo en la casas enormes reformas para crear espacios en clave minimalista, pero prestando especial atención en mantenerla íntegra sin modificar su estructura original.
La casa dispone de treinta y cinco habitaciones, diez dormitorios, ocho baños, dos piscinas, un campo de tenis, un ala para los invitados y un maravilloso y cuidado jardín. Además, tiene una casa independiente para los guardas de la finca.
La calidad en la elección de los materiales utilizados en la remodelación, además de la habilidad y el gusto innato del marchante de arte a la hora de sacar partido a la casa han hecho que el precio de la casa aumente quince veces su valor en tan sólo cinco años desde que la adquirió.
La casa se vende decorada incluso con obras de arte originales de Picasso, lo que, de alguna forma, justifica su precio estelar. ¡Seguro que habrá quien sepa apreciar la paz monacal que se respira entre estas paredes, y esté dispuesto a compartir la energía que desprenden! Lo de hacerse con alguna obra del gran pintor malagueño tampoco está nada mal, ¿no os parece?
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