Imagina que hoy empezó siendo un día cualquiera y, de pronto, una noticia excepcionalmente buena lo ha convertido en un día especial de esos en los que te sientes a punto de volar y quieres celebrarlo, sea miércoles, diluvie o tengas anginas.
Llegas a casa y, con mucha ilusión vas a tu bodega doméstica y escojes un buen cava entre los que has estado comprando aquí y allá cuando has tenido ocasión, aprovechando que encontraste esa marca que cuesta de adquirir en tu zona.
Como en ese momento, tu fantástica botella no haya estado conservada óptimamente en casa y esté malo, no quiero ni saber el vocabulario de soeces que sabes. Unas pequeñas indicaciones te ayudarán a conservarla como merece.
Para empezar, la sola idea de conservar el cava es un tanto incongruente: el cava no se guarda tiempo, ya lo tuvieron guardado el suficiente en las cavas de origen antes de ponerlo a la venta.
De todos modos, hasta un máximo de dos años se puede conservar sin ser alterado pero habrá que vigilarlo.
Observa su color: si el reflejo es un tanto verdoso, se trata de un cava joven. Cuando tiene ese color amarillo-dorado tan fascinante, ya se ha convertido en un cava viejo y no hay que esperar mucho a descorcharlo.
Y si ese color amarillo deriva en ámbar, ya puedes despedirte de saborearlo en todo su esplendor: está pasado.
Teniendo en cuenta que la fecha es importante, infórmate de cuándo salió a la venta cuando lo compres. Y en casa, tenlo siempre colocado horizontalmente, como los vinos.
En esta foto tienes la imagen perfecta de cómo conservarlo correctamente y si buscas ideas para tener tu bodega particular en casa, aquí en Embelezziate hemos presentado algunas.
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