No todas las técnicas artesanales son enteramente manuales. El guilloché o impresión se realiza con un cincel mecánico: éste y la pieza a grabar se fijan en la torre mecánica para trabajar su superficie.
Se somete, por un lado, a un movimiento de rotación y, por otra parte, a uno de vaivén. Todo ello para conseguir decoraciones sobre metal como, por ejemplo, la estilográfica de Dupont de las fotos que os muestro.
Según la decoración que se vaya a practicar, se utiliza con la torre de impresión un cabezal de carburo o de diamante. Los trabajos hechos con carburo permiten redondeces y contornos más elaborados.
En cambio, el diamante permite un acabado muy preciso y mejor definido. Dependerá del artesano utilizar una técnica o la otra, combinándolas en muchas ocasiones para obtener el resultado desde geométrico hasta sofisticado.
Las puntas de diamantes que se utilizan son naturales, de unos 3,8 kilates y también han estado pulidos específicamente para este aparato mecánico del que, con experiencia, pueden salir maravillas.
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