La semana pasada nos invitaron a un acto en el Club Privado Pasión Habanos, situado en la Casa de América a escasos metros de Cibeles para la presentación del nuevo humidor que el arquitecto, decorador, anticuario, interiorista, diseñador (hombre del Renacimiento) Tomás Alía había ideado para Habanos.
Cualquiera, no hace falta ser ni fumador, ni entendido sabe que un buen puro mal conservado, es lo mismo que un puro malo, es decir que sus humidores son fundamentales. Si además de funcionales son decorativos, doble placer.
Una vez más, el binomio blanco y negro resulta un acierto. Un bonito humidor, de formas sinuosas, de varios pisos, realizado en madera lacada y un mástil y una peana doradas, que confiere al objeto aspecto de obra de arte.
Con capacidad para 30 puros habanos, del tamaño aproximado de un Cohiba Behike 56, se divide en siete bandejas: seis para puros y la última para el instrumental imprescindible, es decir, el cortapuros y el encendedor.
Cada cajetín está forrado de chapa de cedro español y contienen iluminación perimetral, vamos un capricho perfecto para el próximo Día del Padre, si vuestro progenitor fuma puros, como el mío.
Según Tomás Alía:
El mundo del Habano es para mi, mucho más que una tendencia. Es un estilo de vida que siempre ha ido vinculado al placer y al disfrute. Quería rendir un homenaje muy especial a la elegancia del sello Cohiba, mi vitola predilecta. Los acabados y colores potencian ese espíritu hedonista que inspira en mi el mundo del Habano.
¿No os encantan las cajas de puros, aunque no seáis fumadores? A mi me encantan, su olor, los detalles, la madera con tabaco. Este humidor que Tomás Alía ha diseñado para Habanos me encanta.
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