Pasar un fin de semana en París puede ser relajante o muy cansado, depende del motivo de tu desplazamiento. Por trabajo, de compras, una salida cultural o de relax. Estuve el pasado fin de semana en la capital francesa y me alojé en el Hotel de La Trémouille, en el 8ème.
Debe su nombre a la calle de La Trémoille (esquina Rue Boccador), bautizada así en honor a Luis II, Señor de la Trémoille, chevalier y amigo personal del Rey Francisco I. Está en pleno Triángulo de Oro de la ciudad, a un par de minutos a pie de la Avenue Montaigne, a pocos más de la Tour Eiffel y de Champs Elysées-Clémenceau.
Un hotel de lujo con una entrada tan discreta como el personal que te recibe, uno de los valores del lugar. Son personas que conocen las normas del hotel, sus clientes y lo que les gusta al dedillo desde hace muchos años. Cuando lo renovaron completamente durante el 2001 hasta junio del 2002, la dirección del hotel mantuvo sus contratos y salarios vigentes durante las obras. Su savoir-faire es clave y no se forma en un par de semanas.
La intimidad y la discreción es lo que buscan algunos de sus huéspedes, personas muy conocidas actualmente que no desean ser molestadas por los medios de comunicación o fans. Louis Amstrong y Duke Ellington fueron clientes, una foto de ellos en blanco y negro cuelga de la pared cerca de la recepción.
La misma paz y silencio que se sienten en las calles colindantes se respira en el interior del hotel. No parece el hotel de una capital sino un destino alejado de la civilización.
En la foto superior, el hall y la recepción. Aunque la escalera Art Déco es muy hermosa, mi habitación superior estaba en la sexta planta así que cogí el ascensor, a la izquierda. Pero antes de subir, fui a desayunar al Restaurante Louis2, la puerta al lado de lo ascensores.
No hay hora fijada para poder desayunar en el lounge, a eso le llamo yo un servicio excelente. Eran más de las 11 de la mañana y mi desayuno sorprendió a los comensales que a partir de las 12 empezaron a pedir su almuerzo.
El restaurante tiene forma de L, el palito corto es el más alejado de la salida: el lounge. Una decoración moderna y lujosa, como todo el diseño decorativo del hotel. El Louis 2 es el área renovada más reciente.
En la foto superior, donde veis la champañera con Moët Chandon Rosé, está instalado el completo buffet del desayuno. La maitre es toda una señora, amable, alegre y sonriente, no se le escapa un solo detalle.
Fijaos en las cortinas de cota de malla. Se pueden correr y cerrar una zona para un comedor privado. En la galería de imágenes tenéis más fotos del lounge, un lugar perfecto donde empecé mis dos días de fin de semana con la energía necesaria.
El hotel pertenece al grupo Preferred Hotels & Resorts. Os voy a enumerar de un tirón su oferta: 93 habitaciones de las cuales 23 habitaciones estándar, 43 habitaciones superiores, 14 habitaciones de lujo, 8 suites junior y 5 suites. Si queréis una terraza os darán seguramente una habitación en la planta 2ª o la 5ª.
Podeis ver un ejemplo de cada categoría en la galería de imágenes al final del post. Todas tienen muebles similares, le dan personalidad propia las distintas tapicerías de terciopelo. Me gusta mucho la combinación de modernidad y tradición que han elegido para su decoración.
Existe un servicio de Conserje 24 horas y también está disponible el servicio de habitaciones a cualquier hora del día o de la noche. Todas las habitaciones disponen de un <emHatch. Se trata de una puerta de medio metro de anchura por la que el servicio de habitaciones puede pasar cualquier pedido al huésped sin tener que abrir la puerta de la habitación, como un pasaplatos privado. Es el único hotel parisino que lo tiene.
El cuarto de baño tiene todo lo necesario, las amenities son de Molton Brown. En la bañera hay una estantería doble con 5 distintos geles de baño y ducha, no di abasto presionando los dosificadores a la hora del baño de espuma. Los lectores asíduos ya sabeis que, junto a la hora del té, es mi hora preferida del día. El espejo de tres láminas es fantástico para maquillarse y peinarse.
Por la tarde, una camarera de habitaciones pasa a repasar la habitación y preparar la cama. Una cajita de macarons Ladurée sobre la mesa baja, frente al mueble bar, las cortinas corridas y las luces de las mesitas de noche encendidas. Un armario de madera oscura de forma semi-circular y puertas correderas guarda un completo mini-bar, televisor LCD con canales satélite y DVD. Se puede acceder a Internet desde la televisión, gracias a un teclado de infrarrojos.
Para los más deportistas, una sala fitness y sauna. Una area pequeña aunque acogedora dedicada a la tonificación y a la belleza gracias a la cabina de estética, los servicios están firmados por la marca Carita. Un completo menú de masajes y cuidados cosméticos.
En fin, podría seguir explicando más detalles y servicios del hotel pero tengo que hacer el check-out. De mi estancia me llevo la sensación de confort, lujo, atenciones y relax. Fue un placer charlar con los conserjes sobre la historia del hotel. Recuerdo con especial cariño la cena con mis compañeros de viaje en el Restaurant Louis 2, un menú delicioso en el que comí por primera vez Bresaola. El helado de vainilla "de la maison" que acompañaba la Tarta Tatin del postre era exquisito. La compañía y las historias compartidas fueron la guinda del pastel de un fin de semana perfecto.
Este servicio nos ha sido ofrecido por el Hotel de la Trémoille. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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