¿Qué queréis que os diga? A mí Europa me pone romántica. Me gustan sus ciudades, perderme por ellas y descubrir los rincones más exclusivos, así que no paro de pensar planes románticos de San Valentín que poder hacer sin salir del continente. Hoy me he encaprichado con Amsterdam, así que os propongo que me acompañéis para pasar un día de los enamorados de lujo en sus callecitas, al borde de los canales llenos de vida.
Para empezar un día de San Valentín perfecto en Amsterdam lo ideal es despertarse en uno de los lugares más emblemáticos de la capital holandesa como es el Hotel Intercontinental. Este cinco estrellas situado al borde del río Amstel, es uno de los puntos más reconocibles del centro de la ciudad. Fundado en 1867, sus habitaciones y suites nos hablan de un pasado de lujo, de las fiestas más exclusivas y tiene un servicio impecable que ha conseguido que el hotel se mantenga entre los más recomendados entre los bon vivant.
La mejor suite del Intercontinental es la Royal Suite, que según cuentan es la favorita de los enamorados que quieren pedir en matrimonio a sus parejas. Para los visitantes de esta suite, el hotel tiene una serie de servicios disponibles que van desde cosas sencillas como una botella de champagne en la habitación hasta un mayordomo privado o servicio de limusinas para recorrer la ciudad.
Si habéis llegado a Amsterdam sin un regalo para vuestra pareja, preguntad en el mismo hotel donde os indicarán cómo llegar a Gassan, el establecimiento especializado en diamantes más famoso de Amsterdam. En sus vitrinas podréis ver las joyas más espléndidas adornadas con esta piedra preciosa que habla del amor. En este lugar podréis descubrir además por qué se conoce a la capital holandesa como la ciudad de los diamantes y además podéis pedir que os diseñen un anillo personalizado que nadie más tendrá igual. Vaya, es una cita ineludible para los amantes de las buenas joyas.
Lo mejor para acompañar a los diamantes siguen siendo los bombones, y Amsterdam cuenta con una de las mejores bombonerías europeas, Huize van Wely, donde llevan elaborando dulces gurmet desde 1922. Tomáos vuestro tiempo para elegir los que más se adecuen a los gustos de vuestro enamorado (o enamorada), ya que tienen una variedad impresionante y todos están exquisitos. Y si ya os marea elegir entre 50 bombones diferentes, echad un ojo a las trufas y veréis cómo las posibilidades se multiplican.
La cena romántica tiene que ser por fuerza en el restaurante del Intercontinental, en La Rive, que es el único restaurante de Amsterdam con tres estrellas Michelín. El chef Roger Rassin y el sommelier Ted Bunnik han preparado un menú especial de San Valentín que solo podrá ser degustado el 14 de febrero, a base de platos franceses elaborados con productos de temporada.
El restaurante La Rive es bastante grande y cuenta con varios salones, aunque lo mejor para una velada romántica es pedir mesa en uno de los "salones barco" que hay dentro del río, en barcos antiguos que ya no navegan. Lo ideal es que os dejéis llevar por los consejos del maitre y os sumerjáis en la cocina más exclusiva, no sin antes visitar su Wine Room, que está separado del restaurante, donde saborear algunos vinos antes de pasar a la cena.
El final perfecto a una noche perfecta en Amsterdam puede ser acudir a una fiesta privada en el Nomads, uno de los pubs más exclusivos de la ciudad holandesa. En un ambiente que te lleva directo a las Mil y Una Noches, el Nomad es un local donde disfrutar de la mejor música mientras saboreas un cocktail. Creo que con este broche, el día de los enamorados en Amsterdam puede ser inolvidable para los dos.
Imagen | Guillermo Ramírez Más información | Hotel Intercontinental, Gassan, Huize van Wely, Restaurant La Rive, Nomads En Embelezzia | San Valentín de lujo en Londres