Si no habéis visitado nunca Peratallada, Girona, tenéis que hacerlo si os gustan los pequeños pueblos medievales bien conservados y con mucho encanto. Cerca de esta zona de la Costa Brava, la vida apacible en Villa Ana nada tiene que ver con el ajetreo que debía reinar en esta masía catalana el siglo XVII.
Muy bien restaurada, con el confort de los muebles y la decoración de estilo rústico elegante, es la vivienda de mis sueños. Me gustan las paredes de piedra natural, los techos abovedados, las vigas de madera a la vista en los techos. Materiales naturales que ensalzan construcciones de siglos pasados.
La superficie de la casa en Villa Ana es de unos 900 metros cuadrados. Las habitaciones comunes de la planta baja son amplios, todas con una puerta de acceso al jardín. Las dos primeras fotos no muestran la amplitud de las vistas panorámicas, en la inferior podéis haceros una idea mejor.
La piscina con el rincón solarium, un punto de encuentro para el dolce far niente. No sé si el impresionante y viejo olivo tiene esa forma por el efecto de la Tramontana pero es muy posible. La vista de toda esta extensión de césped me transmite tranquilidad y serenidad. ¿Os pasa lo mismo? Me gusta mucho la naturaleza.
El estilo de la decoración interior en tonos blancos y naturales le aporta luz y el sosiego del exterior. Me encanta que se vean los ladrillos del interior de la chimenea de mármol, un bonito contraste de materiales que acentúa el alma rústica de la masía.
En la planta superior hay cinco dormitorios, todos ellos disponen de suite con baño. Amplios, luminosos, con vistas. El que veis en la foto superior es una de las dos master suites, con una amplia terraza e incluso chimenea. ¿Os gusta tanto como a mí caminar descalzos por el parquet?
De nuevo en la planta baja, la cocina tiene el mismo encanto que el resto de las zonas de la casa. Preparar las distintas comidas y que toda la familia se de cita en ella es cuestión de poco tiempo. Fijaos en la foto inferior.
Para los almuerzos y las cenas familiares y más informales, la mesa de comedor no está lejos. Práctico y acogedor. Luego os muestro qué hay si se sale por esa puerta acristalada.
Puede que queráis salir corriendo a través de ella si no sois fans de cuartos de caza como éste. Las franjas anchas en dos tonos de azul claro suavizan las cornamentas de los trofeos disecados y acompañan bien la madera oscura de las vigas del techo. Pero el ambiente sigue poniéndome los pelos de punta.
En la parte trasera exterior han sabido instalar un agradable rincón en el que comer en verano, leer un libro o conectarse a internet para ver qué nuevos posts han publicado en tu blog preferido. Un lugar perfecto para unas apacibles vacaciones en el Ampurdán.
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Vía | Villas del Mundo En Embelezzia | Casa de lujo en España
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