Como propietaria de un escarabajo de color negro automático al que adoro, ayer - mientras navegaba por Internet - una noticia capturó inmediatamente mi atención. Al parecer, hace ahora casi un año, Volkswagen puso en marcha en China, a través de una página web, una iniciativa a la que llamó “People’s Car Project”. El planteamiento consistía en que los internautas del mundo entero pudiesen depositar en un microsite sus ideas sobre cómo creían debían de ser los automóviles del futuro, y qué debían tener.
People’s Car Project ha obtenido un éxito sin precedentes pues ha recopilado alrededor de 119.000 ideas depositadas por 33 millones de visitantes. El proyecto, al principio, estaba previsto que durase un año pero, en vista de lo visto, se ha pospuesto sine die.
Algunas de estas percepciones y arquetipos se presentaron durante el Salón de Pekín. Los responsables de Volkswagen comentaron en rueda de prensa que si el grupo, en algún momento decidiese producir un nuevo vehículo, lo haría combinando las opiniones expuestas en People’s Car Project con el Know How de la marca.
De entre todas las ideas que he podido leer, la que veo más factible y divertida es la del vehículo capaz de cambiar de color en función del estado de ánimo de su propietario. Desarrollado sobre la base de un New Beetle, este ensayo equipa al coche con LEDs o diodos orgánicos electroluminiscentes capaces de conseguir que la carrocería del coche cambie de tono en función de la pieza de música que el conductor decida escuchar en ese preciso momento.
Nuestro coche será, de una vez por todas, el reflejo de nuestra personalidad. ¡Qué no os extrañe pues si los lunes vemos circular más coches de color negro o gris, y los viernes y los sábados nos desplazamos bajo el signo del arcoiris! De lo que no cabe la menor duda es de que, gracias a iniciativas como la del Volkswagen People’s Car Project, el futuro ya está aquí.
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