Con cinco letras: ¿cuál va a ser la marca que todos querrán clonar durante esta primavera? Chloé. Si hace dos años el fenómeno fue emular, sin descaro alguno, la nueva etapa de Hedi Slimane en Saint Laurent con el resurgir de los años setenta los ojos se ponen en el estilo francés de una firma con 63 años de historia. Al frente nos encontramos con Clare Waight Keller, aunque en este caso prima más el concepto de la marca que la personalidad independiente de un director creativo concreto. El low cost lo tiene claro: su primavera (y por tanto, la primavera generalista) se inspira en Chloé.
De Stella McCartney a Phoebe Philo, visitando el pasado de Lagerfeld
"Lista para Chloé", así titulaba el New York Times en 1997 su artículo sobre el anuncio de Stella McCartney como nueva directora creativa de la firma. La joven hija de Paul McCartney tomaba el relevo de un Karl Lagerfeld que no estaba convencido por el cambio dado por la marca: "Chloé debería haber escogido un gran nombre. Lo hicieron, pero en música, no en moda. Esperemos que ella tenga el mismo talento que el padre".
"Chloé debería haber escogido un gran nombre. Lo hicieron, pero en música, no en moda. Esperemos que ella tenga el mismo talento que el padre". Karl Lagerfeld
El riesgo tomado por el grupo de lujo Richemont, también propietario de Cartier, Piaget, Montblanc, Azzedine Alaïa o Net-a-Porter, entre otras, acabó de forma favorable frente al escepticismo de un diseñador que hizo crecer la firma durante los 70, junto a grandes celebrities como Grace Kelly o Jackie Kennedy, tras entrar como diseñador en 1964 junto a Tan Giudicelli, Michèle Rosier y Graziella Fontana, sustituyendo a Gérard Pipart, el primero que relevó a la fundadora, Gaby Aghion, de 1959 a 1963. Lagerfeld se hizo rápido con la primera voz dentro de Chloé hasta 1983, año en el cual el alemán sale y entra en Chanel, donde se mantiene en la actualidad.Karl Lagerfeld seguiría unido a Chloé. El hombre multitarea de la moda al parecer ha podido compatibilizar todo en su cabeza, ya sea Chanel, Fendi o Chloé, por citar solo algunos de sus frentes más exigentes. En los años 90 él volvió a esta casa, de 1992 a 1997, después del paso de Martine Sitbon (1987 a 1992). Pero las nuevas generaciones venían fuertes y había que renovar la firma con nuevos aíres.
Stella McCartney se había graduado en el Central St. Martins de Londres en 1995, pero a sus espaldas ya tenía la experiencia de haber trabajado con Christian Lacroix, además de tener todos los contactos y amistades más exclusivas. Su fichaje era arriesgado, pero viendo su contexto Chloé sabía buscar otros valores más allá de la moda.
El éxito en ventas y críticas de la hija del ex Beatle fue claro, tanto que duró poco su época. Chloé se quedó pequeña para Stella McCartney y en 2001 ya estaba fundando su propia marca en el grupo de lujo de la competencia: bajo el paraguas de PPR (ahora Kering, es decir, Gucci, Balenciaga, McQueen...).
Chloé se había modernizado, la firma buscaba un estilo romántico pero siempre personal, destacando una presencia masculina clara que luego McCartney buscaría en su propia línea. Si encima debutaba con una colección primavera-verano 1998 junto a Kate Moss, Naomi Campbell o Stella Tennant el éxito era claro. Con las siguientes entregas, McCartney se convirtió en "una diseñadora principal con potencial y un talento considerable", según Style.
Con su salida no se terminó dicha etapa, puesto que Phoebe Philo, quien había sido su asistente durante estos años, se quedaba al frente de Chloé y con ella llegó el último gran éxito. Ella fue quien de verdad asienta este cambio dado por la firma y recupera los buenos tiempos de aquellos años 70 de Lagerfeld. De nuevo un nombre desconocido, pero que a día de hoy nadie duda de su talento; en especial tras su reincorporación a la moda en 2008 al frente de Céline, donde se ha vuelto indispensable.
Desde entonces Chlóe ha sido un constante cambio de nombres: Paulo Melim Andersson de 2006 a 2008, Hannah MacGibbon de 2008 a 2011 y actualmente Clare Waight Keller. Todos ellos han sabido cultivar el estilo de Chloé, con una mujer muy bien definida y asentada. Por más que hayan podido llegar algunas críticas a ciertas colecciones Chloé seguía creciendo. Puede que la revolución y el riesgo de años pasados acabe por echarse en falta en próximas entregas para revitalizar el legado.
Así define Clare Waight Keller a Chloé en una entrevista para Interview:
Una de las fortalezas de Chloé es que es una marca con mucha evolución. Ha tenido muchos diseñadores a través de los años. Con cada uno viene un nuevo espíritu, pero al mismo tiempo hay un estilo constante que viene desde Gaby Aghion, cuya idea sigue viva.
El low cost clona los 70 de Chloé
En la ruleta de la fortuna de las tendencias los años 70 mandan en esta primavera y eso implica un cambio de marca. Si en las pasadas temporadas el foco estuvo puesto en un grunge informal rentabilizado por Saint Laurent ahora le llega el turno a Chloé.
En ambos casos las firmas comparten su facilidad por trasladar las tendencias de la pasarela a la calle. Una "moda real" según la denominación de algunos que es fácil de trasladar al gran público a unos precios asequibles, después de que la firma en cuestión ya haya elaborado un buen plan para asentar su estilo y marca, con campañas cuidadas y contando con las famosas de moda: Olivia Palermo, Rosie Huntington-Whiteley o Clémence Poésy son algunas de las habituales.
Otra coincidencia que podrían compartir ambas firmas es su presente, con críticas y caminos cuestionados. El legado de Saint Laurent y Chloé es la constante referencia al hablar de los nuevos trabajos de Heidi Slimane y de Clare Waight Keller. A los dos les piden que recuperen los grandes años dorados y, mientras tanto, Saint Laurent se dedica a convertirse en la marca más vendida de Kering haciendo caso omiso a las críticas. Por su parte, Chloé cerró el año 2014 aumentando sus pérdidas, según el informe anual de Richemont, aunque no facilitan números concretos.
¿Se contagiará Chloé del efecto Saint Laurent durante esta primavera-verano? Por ahora los clones no temen ser casi copias exactas, sobre todo en las sandalias en Zara o Topshop.
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