A principios de mayo del 2010 el nombre de Elsa Schiaparelli empezó a volverse a oír en los mentideros del universo de la moda cuando el patrón de Tod's, Diego Della Valle, anunció a bombo y platillo que se había empeñado en reabrir esta mediática e histórica firma de moda cuyas puertas fueron cerradas por su fundadora en 1954.
Como bien sabéis, Elsa Schiaparelli no sólo fue un icono de moda sino una artista que se codeaba con los surrealistas y dadaístas de la época; y cuyo ideal de mujer era el de una mujer libre e independiente, por lo que su revolucionario estilo influyó en muchos de los grandes diseñadores que ha dado la historia de la moda.
Por aquel entonces, Diego Della Valle manifestó que lo más importante era elegir a un diseñador capaz de reproducir el estilo de Elsa Schiaparelli sin dejarse inlfuir por los dictados de la moda comercial, procurando dar vida a un estilo hecho de coherencia, atención por el detalle y excelencia.
Para ir abriendo boca, Della Valle convenció a Christian Lacroix para que crease una colección cápsula compuesta por quince prendas que rindiesen un merecido homenaje a Elsa Schiaparelli. A Lacroix le hizo mucha ilusión el encargo ya que consideraba que la Schiap había sido un personaje fascinante capaz de hablar tanto de matemáticas como de literatura y poesía, y le encantó la idea de poder contribuir a devolverla a ese lugar en el centro de la escena desde donde supo suducir al mundo, y que nunca debió abandonar.
La colección de Lacroix para Schiaparelli se presentó en los mismos talleres donde Elsa escribió las reglas de un lujo exclusivo, visionario y tranversal declinado en femenino (21 Place Vendôme – París). Farida Khelfa, la nueva embajadora de la firma, ejerció de anfitriona junto a Della Valle. Viendo el resultado, estoy convencida de que a Della Valle le hubiese encantado poder contratar a Lacroix, pero imagino que no pudo o no supo hacerle una oferta a la que no hubiese sabido resistirse.
El caso es que para establecer esa importante conexión entre la moda, el arte y la innovación de los que fue precursora la gran Elsa, Della Valle anunció en octubre del 2013, en plena Fashion Week, que había contratado a Marzo Zanini como a su nuevo director artístico; y que este diseñador italiano - que hasta la fecha trabajaba para Rochas -, iba a hacerse cargo tanto de las colecciones prêt-à-porter como Couture.
Anticiparse a los movimientos de una época y a los del futuro no debe ser una tarea fácil, como tampoco lo debe ser reescribir las reglas de un nuevo lujo exclusivo y visionario declinado en femenino - aunque para ellos se cuente con los buenos consejos de una embajadora como Farida Khelfa. El caso es que la primera colección de Zanini para Schiaparelli fue presentada durante la semana de la Haute Couture parisina celebrada en enero del año pasado.
Marco Zanini procuró explorar los confines del exceso, pero manteniendo en todo momento el control gracias a su savoir-faire, y al equilibrio entre Couture y estilo. Para lograrlo utilizó gazar de seda, satén y tercipelo con estampados que llevaban impresos pájaros y ardillas; también un lujoso festín de pieles (martas cibelinas, castor, visón despinzado, cordero de Mongolia) con mangas enormes que recordaban un poco a la silueta de un gorila. Los tocados, tan icónicos para la marca, destacaban por reproducir grandes flequillos por medio de plumas.
Sin embargo, el pasado 7 de noviembre, y contra todo pronóstico, la firma Schiaparelli mandó un escueto comunicado confirmado el fin de su colaboración con Marco Zanini quien, en diversas ocasiones, había manifestado no sentirse demasiado cómodo.
Así que todos esperábamos con expectación el resultado de la nueva colección Haute Couture para la primavera-verano 2015 de Schiaparelli al frente de la cual sólo había quedado Farida Khelfa, una embajadora que ha tenido que ponerse las pilas para incentivar a un equipo a quien habían dejado sin cabeza.
En honor a la verdad, he de decir que el resultado me ha sorprendido gratamente (probablemente porque me esperaba lo peor). Entre las prendas que desfilaron se pudo ver el expertise de una sastrería masculina abiertamente femenina, hecha de esmóquines en sarga de lana, seda o en lamé de terciopelo con grandes lazadas.
Las chaquetas y los vestidos iban adornados con un bordado formando cadena inspirado en uno diseñado por la propia Elsa en 1938, y los bolsillos con plumas de marabú de vivos colores.
Me ha llamado mucho la atención el miriñaque en forma de cascada realizado con corazones de cuero troquelados con láser que cubría la espalda de un original abrigo de napa.
También los estampados pintados medianta la técnica del serigrafiado que reproducen escenas costumbristas que solían tener lugar en los talleres como la batalla de los alfileres o las escenas de las modistillas enamoradas.
Preciosa y muy impactante la bisutería que da lugar a una nueva alquimia al fusionar el vidrio fundido con el crista y el latón dando vida a unas manos en trampantojo que sirven de cierre para un collar con forma de estrella de cristal, adornando majestuosamente a un vestido drapeado jugando así con la obsesión de Elsa Schiaparelli por los corazones perforados, los candados y la Osa Mayor.
Sitio oficial | Schiaparelli
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