Cuando vivía en Italia, Pinko era una de esas firmas que me fascinaba (junto con Patrizia Pepe) porque en España no la teníamos, y porque hace un tipo de ropa muy en la línea italiana, por llamativa y sexy, aunque siempre se me hacía excesivamente cara; me encantaban sus minifaldas y sus todo con cristales (ahora lo aborrezco), sus pitillos (que entonces no se llevaban pero ellos siempre los tenían) y su colorido, aunque siempre detesté su buque insignia: el Pinko Bag (en Milán, lo lleveba todo el mundo).
Ese es uno de los males comunes en el país vecino, que todo el mundo va igual vestido, así que no sé porque se pelean Armani y Dolce & Gabbana, si viven en un país en el que lo clónico, está a la órden del día, el caso es que últimamente Pinko me había dejado de llamar la atención pero con esta colección primavera-verano 2009 que nos presenta Erin Wasson, retratada por el siempre explícito Terry Richardson, tal y como anteriormente ya lo había hecho por ejemplo Naomi Campbell, he vuelto a caer rendida a sus pies.
No estoy a favor de su total look, porque es demasiado extremado, pero no pienso dejar pasar la oportunidad de hacerme con una de sus camisetas Disney y si pudiera, con uno de sus blazers de terciopelo.
¿A quién os recuerda esto? A Balmain, verdad, lo que os decía, uno no puede nunca abrir la boca en busca de plagios porque en esta industria todo sale prácticamente del mismo sitio. De todos modos, esta versión es una manera económica de hacerse con un diseño de Christophe Decarnin, y otra cosa no, pero la calidad de las marcas italianas es fiable cien por cien.
El color verde agua de este vestido largo me encanta, si lo tuvieran en corto, ni me lo pensaba.
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