Muchos de los espacios naturales en México, tanto áreas protegidas como aquellas que han sido moldeadas por el hombre para su goce, se han considerado como verdaderos paraísos terrenales que vale la pena conocer una vez en la vida, pero al parecer, llega un momento en el que deja de ser así cuando el efecto de la gentrificación aparece, a tal grado, de que esos oasis de naturaleza se convierten, en palabras de los visitantes, en una verdadera trampa para turistas.
Así ha calificado al Parque Xcaret de Playa del Carmen en Quintana Roo, México, al realizar une encuesta en la que se preguntó a 263 visitantes sobre cómo es que calificarían este lugar, un ejercicio realizado por la web de idiomas Preply en la que, lamentablemente, la gran mayoría de ellas son negativas.
Entre los factores que los turistas tuvieron en cuenta para calificar negativamente a este lugar fue la cantidad de gente que estaba en el sitio: mucha más de la que se podía albergar; además, afirman que el costo de la entrada y la nula posibilidad de realizar actividades hacen que la visita no valga la pena asistir.
Pero hay otros lugares de América Latina que no se quedan atrás en la lista: también figura la playa Manuel Antonio en Quepos, Costa Rica, y El Caminito en Buenos Aires, ambos lugares con reseñas negativas similares: grandes multitudes en el lugar y precios encarecidos pensados para sacar provecho a la moneda extranjera de turistas, la mayoría de ellos, estadounidenses o europeos.
Popularidad: oportunidad y riesgo a la vez
Aunque el sector turístico tiene una gran importancia en la economía del país representando un 8.5% del PIB y con un total de 5.8% de los empleos, la afluencia de turistas tiene también una carga negativa tanto en los precios de las viviendas, las rentas y la adquisición de servicios en lugares de una alta demanda turística, mismos que se vuelven exclusivos en su acceso a sólo un sector de la sociedad que puede pagar para disfrutar de las maravillas de la naturaleza: prueba de ello fue el cierre del parque en cuestión, que sirvió como escenario para los premios Platino en su reciente edición.
Otro de los factores clave para entender el fenómeno de la gentrificación en México es la actitud de algunos extranjeros que se han viralizado en redes: algunas semanas atrás, se dio el caso de Ernesto Coppel, un empresario hotelero que, en uno de sus hoteles en Mazatlán, Sinaloa, reclamaba que la playa era de su propiedad, impidiendo a los músicos tradicionales del lugar poder ejercer su oficio, sin embargo, todo le resultó al revés.
Ante dicha prohibición, se generó una protesta ante un anuncio en el que impedía a los músicos de banda regional tocar en ese sitio, sin embargo, varios músicos y agrupaciones se reunieron para echarles en cara una buena dosis de música tradicional de la región al interrumpir un concierto acústico al ritmo de la tambora.
Foto de Geovani Huesca Soberano en Unsplash
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