Gucci Otoño-Invierno 2010/2011 en la Semana de la Moda de Milán

Si para las dos últimas colecciones de Primavera-Verano, Frida Giannini inundo sus colecciones de estampados que pronto vimos y seguimos viendo en tiendas a pie de calle, para la colección de Otoño-Invierno 2010/2011 la sobriedad se apoderó del gusto de la diseñadora.

No una sobriedad aburrida, sino el de la mujer que sabe que ya no necesita buscar lo sexy fàcil, sino que puede verse totalmente sensual cubierta de pies a cabeza. Pues la Giannini considera que ella también ha madurado y que a sus treinta y muchos puede darse el gusto de crear algo para sí misma tanto como para cualquier otra mujer que quiera llevar sus modelos.

¿Cómo lo logró? Pues con facilidad, recurriendo a texturas vaporosas como el satín y la seda mezclada con telas más pesadas como el cuero y la lana. Su inspiración seguramente fueron los setenta. Pero no los más alocados al estilo Studio 54, sino algo más refinado por medio de pantalones rectos, camisas con aberturas de vértigo y muchas pieles.

Las pieles aparecen en abrigos, chalecos y como añadidos en los vestidos y las faldas. Incluso se atrevió con algo de plumas en faldas y detalles.

Pero, lo más sutil lo logró por medio de aberturas en mangas, estómago y hombros. Los vestidos de corte impoluto y sobrio se sensualizan por medio de ellas. Los colores son completamente sutiles: gris claro, azul pizarra, negro y marrón. Tenemos algunos toques de rojo y estampados de brocha gorda.

El accesorio que seguirá siendo fundamental para una chica Gucci son las botas altísimas. Esta vez en piel de ante, lo que les da un toque muy fashionista y muy de invierno milanés. Pero también los hace trendy y muy actual.

Hubo un perfecto equilibrio entre las faldas y los pantalones. Estos últimos tienen un corte impecable, con la cintura a la cadera, que caen suavemente siguiendo la línea de la pierna. Nada de bombachos o harén, todo lo contrario: rectos y bien cortados.

Las proporciones eran mágicas y se lograba usándo el volumen en las camisas de satín y de seda fajadas, así como en los cortes desestructurados de algunos vestidos en estas telas.

Sus abrigos también me encantaron. Con solapas chandes y cortes fluídos, nada acinturado, sino suelto a la justa medida y bien combinados con un jersey de cuello alto.

Una colección muy ponible, sin excesos y para crear un perfecto fondo de armario. Todo muy setentas elegantes y perfectos, hasta en el pelo liso de las modelos, pero con movimiento.

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