El suyo no es un físico al uso, esta chica es muy peculiar (vamos, que no es la típica guapa aunque tiene un atractivo especial) y por eso me llama tanto la atención. Su estilo desde luego no se puede calificar como clónico porque es de lo más ecléctico y demuestra su gran personalidad: Arden Wohl es una de esas socialités que parece salida del Nueva York de los años veinte y estoy segura de que en otra vida fue actriz en Broadway y vivió sola con su gato en un apartamento con las paredes forradas de terciopelo rojo.
Antes de que a Milla Jovovich o Nicole Richie les diera por ponerse diademas al estilo greco-romano, Arden ya las lucía en todos los exquisitos eventos a los que acudía en su ciudad natal, y es que ella no es de seguir códigos de etiqueta ni reglas de elegancia, sus looks son una fusión entre el espíritu hippie de los setenta y el chic más propio del Upper East Side.
Y es que tan pronto se planta modelitos estrambóticos como sabe hacer de niña buena.
Es amiga de Julia Restoin-Roitfeld, Genevieve Jones o Mary-Kate Olsen Olsen, aunque su alma gemela es Lelee Sobieski; y es musa de diseñadores como Zac Posen, Doo Ri Chung o los Proenza Schouler.
Está claro que la combinación de colores y la mezcla de estampados son su punto fuerte.
Eterna aspirante a ser la siguiente Sofia Coppola, Wohl, graduada en la escuela de cine de Nueva York, es nieta de uno de los mayores coleccionistas de arte de la Gran Manzana, y su apellido le ha abierto siempre las puertas de los mejores colegios y las mejores fiestas.
Vegetariana convencida, Arden, cuyo nombre no puede ser más aristocrático o de personaje de novela victoriana, no es la típica niña bien: está claro que su bagaje familiar le ha permitido contruirse su personaje retro y excéntrico, pero al menos no es una niñata más.
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