Mientras que la mayoría de celebrities confían sus estilismos a profesionales que las visten de pies a cabeza para alfombras rojas, eventos y también en muchos casos para su vida diaria, también encontramos iconos de estilo que se decantan por todo lo contrario. Es el caso de Blake Lively, que en un evento celebrado en Barney's, en Nueva York, ha declarado que no, no cuenta con un estilista profesional, sino que es ella misma quien selecciona cada detalles de esos outfits que siempre acaban por enamorarnos (aunque con alguna ayuda, claro).
La actriz no ha tenido problema en contar por qué prefiere ser ella misma quien elija sus looks. Y reconoce que tiene mucho que ver con su propio ego y su necesidad de tener el control. No parece que le haya salido mal, pues ha sido capaz de convertirse en la mejor vestida con outfits como el total look amarillo de Brandon Maxwell con el que deslumbró en octubre, el Ralph & Russo blanco de la imagen o el estilo working girl perfecto. Nos ha contado cómo lo consigue:
«Da mucho trabajo. Pero... todos nos vestimos cada mañana. Una vez que tienes la ropa, al final solo consiste en ponerte lo que quieras, como hace cualquier otro ser humano. Pero, evidentemente, es más fácil porque tienes acceso a ropa. Lo difícil es ir a todos los desfiles y quedarse con los looks que te gustan e intentar emularlos. Tengo un asistente que me ayuda con eso. Pero también ayuda tener relación con los diseñadores».
Es lo que ha hecho, por ejemplo, para la próxima gala del Met, donde reconoce que ha elegido el vestido pero ha puesto los complementos en manos de auténticos expertos en la materia:
«Simplemente le envié mi vestido a Lorraine Schwartz y Christian Louboutin y les dije 'hagamos algo especial'. Están haciendo algo personalizado para ese vestido, así que es genial, porque tengo a un puñado de artistas a mi alrededor con los que tengo relación directa. Es un esfuerzo de grupo. Confío en gente que vive de esto más que en contratar a alguien para que me ayude».
Y finalmente ha expuesto las causas que la han llevado a no tener estilista, convirtiéndose así en una rara excepción dentro del mundo del espectáculo:
«Probablemente porque tengo problemas de control y un gran ego. Esa es probablemente la respuesta más honesta. Me gusta, simplemente. Me encanta el diseño y la moda, además de que es una forma de ser creativa. En mi trabajo, tengo que ser creativa, pero solo durante un periodo de tiempo y con mucha otra gente implicada, mientras que esto es de principio a fin siendo creativa. Es la misma razón por la que me gusta peinar a mis amigas, o maquillarlas, o cocinar. Ser creativa y acabar el trabajo, mientras que en mi trabajo lo haces y no está acabado hasta dos años después. A eso me refiero con los problemas de control. Necesito decir 'OK, lo he hecho, está completo, se acabó'».
Imágenes | Gtresonline.
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