La regresión a la época dorada que han plasamado la mayoría de los diseñadores este otoño-invierno 2009/2010, ecuentra ya su traducción en los looks e las celebrities. Dentro y fuera de la alfombra roja. Y es que si bien muchas de ellas llevan el glamour por bandera todo el año, muchas otras que suelen tirar del casual en su vida diaria, se transforman en divas cuando cae la noche.
Anna Friel es una de de las actrices con más solera ladylike del panorama internacional. Y así lo ha demostrado en sus últimas apariciones públicas.
¿A alguien más le recuerda a Ingrid Bergman en Casablanca?
¡Si es que lleva hasta el baúl incluido!
Supongo que tiene bastante que ver en sus elecciones el hecho de tener que meterse en el papel de Holly Holightly cada noche. Y es que está representando en Londres “Desayuno con diamantes”.
De Dita Von Teese sobra decir que pertenece al grupo de amantes de la estética pin-up 24 horas al día. Y por mucho que intente desprenderse de esa etiqueta tirando de vestidos que rozan lo absurdo: lo lleva en la sangre.
Kate Bosworth es de las que a diario, es amante de lo boho y para salir de fiesta, se convierte en una versión moderna de Veronica Lake.
Muy en la onda de Diane Kruger, que aunque toca todos los palos con total credibilidad, bien podría reencarnarse en estrella de cabaret del Berlín de entreguerras.
Lo mismo le pasa a la rebelde indomable de Drew Barrymore: de día, jeans y converse, y de gala, una mujer totalmente distinta: una starlette de los años veinte.
Para belleza clásica, Scarlett Johansson y ese aura suya de eterna y sexy lolita. Si la musa de Woody Allen hubiera nacido en otra década, su sitio en el tiempo lo hubiera encontrado en los años cincuenta.
Aunque en los cuarenta tampoco habría desentonado nada…