Es fácil creer al ver cualquiera de los diseños que llevan el nombre de Valentino que nadie podría arruinar la belleza y elegancia inherente en ese nombre. La femineidad y el movimiento de cada uno de sus vestidos han hecho que la firma sea mundialmente conocida y apreciada.
Pero, como toda regla tiene su excepciòn, hay personas que pueden lograr lo impensable y en este caso lleva el nombre de Lady Gaga. La diva más extraña del pop le imprimió su sello tan particular para el desastre a un precioso diseño gris esfumado de Valentino, parte de la colección de Primavera-Verano 2010 que apenas vimos hace unas semanas en la pasarela.
En la gala neoyorkina a la que asistió con el modelo de verdad debe haber llamado la atenciòn el gran moño hecho de cabello que Lady Gaga llevaba en la cabeza. Era un simulacro del moño que lleva el vestido en el escote, algo desestructurado y un tanto ladeado. Si a eso le sumas un maquillaje exceso entonces tenemos la fòrmula perfecta para echar a perder un Valentino.
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