Cierto es que las modelos juegan con ventaja durante los periodos de gestación porque engordan mucho menos que el resto de las mortales. Pero lo del estilazo a la hora de lucir orondo palmito nada tiene que ver con los kilos ganados. Lo de Claudia Schiffer es el ejemplo perfecto de que se puede estar embarazada y lucir igual de bien que sin el handicap de la pronunciada barriga: ni ropa premamá, ni nada. Vestidos, pantalones y estratégicos tops que dejen respirar a la silueta, y looks igual de aptos para futuras madres que para chicas sin el instinto matermal desarrollado.
Así de guapa y radiante (plus que solamente tienen las preñadas) lucía ayer por la noche en un estreno la modelo alemana. Con un vestido estampado de Temperley London Primavera-Verano 2010.
¿Qué me decís? El kit embarazada lo componen las bailarinas y las medias tupidas en lugar de las piernas al aire y un buen par de tacones.
Pero es que Claudia es de las que muy hábilmente se queda con las tendencias más cómodas y prácticas para vestir su embarazo. No renuncia a su estilo propio: lo adapta a sus particulares circunstancias.
Si es que hasta se atreve con el print animal.
O con las rayas, y eso que ensanchan todavía más. Eso sí, su uniforme base son lo leggins y las botas camperas planas de media caña. De ahí prácticamente no se mueve.
Los combina con todo sin descuidar must-haves como las capas.
Y hasta le hace guiños a la recién llegada primavera y no renuncia al estampado de flores.
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