Si lo impuso un genio como Yves Saint Laurent será que de cliché no tiene tanto que vuelva el espíritu de Greta Garbo, Catherine Hepburn o Ingrid Bergman. Esos iconos que a un día aparcaron su feminidad para que nuestra retina las recordara enfundadas en un traje pantalón. Un uniforme que triunfó en los sucesivos setenta, ochenta y noventa hasta llegar a hoy. Mezclado, y agitado. Con un poco de cada década y un mucho del maestro que lo azuzó.
Más que el formato esmoquin los que recuperan las famosas es el toque Armas de mujer.
Los aires dandy.
Y la esencia garçonne de los años treinta.
Algo muy Coco Chanel. Mademoiselle fue pionera en este campo y a ella le debemos lo de la chaqueta holgada entre un millón más de cosas en favor de la oxigenación de nuestra silueta.
Sin desmerecer el legado de los grandes lo del toque andrógino no siempre pasa por un sastre al completo.
Las tornas cambian aunque el espíritu permanece. Ahora bastan un blazer y unos tejanos o un pitillo para causar semejante efecto.
Los pantalones se imponen independientemente de si van acompañados o sueltos.
Y sin importar su formato (y es que además de incoporar el harén, los trajes de hoy vienen incluso a base de shorts).
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