Al menos eso cree Marc Jacobs, gurú de lo absurdo por antonomasia. Lo hemos pillado pasando unos días de vacaciones, disfrutando del buen tiempo, en alguna isla paradisíaca (como Shakira), y lejos de publicitar sus propios bolsos para Louis Vuitton, esos que se supone que nos pondremos en verano, tipo bandolera y con grandes colas de zorro teñidas de colores ácidos como el amarillo, naranja o verde, Jacobs se decanta por lo clásico y no caduco: el Birkin de Hermès.
Desde luego lo de los diseñadores es excentricismo, porque si el resto de los mortales nos prohibimos llevar objetos de valor a la playa, primero para que no se nos llenen de arena, y segundo, para evitar robos y por tanto males mayores, los que llevan las riendas del mundo de la moda demuestran una vez más que viven en otro planeta.
Eso sí, lo de cargar la toalla, por mucho que ésta lleve el sello de Stephen Sprouse, es un ejercicio muy mundano...
Y esto si que no es ninguna inocentada.
En Trendencias | Louis Vuitton Primavera-Verano 2010 o cómo Marc Jacobs se queda con todos