A mí me gusta la gente que arriesga. Arriesgar es equivocarse pero también acertar. Y por experiencia propia creo que si arriesgas al final la vida, de algún modo, te permite llegar donde pretendes, aunque sea con esfuerzo y tiempo. Por eso hay ciertas it girls que me cansan: pelo impoluto, último look de diseñador y el resto lo hace su figura y su cara. Otras, arriesgan y juegan y en esto los amos son los Stefani.
Y digo bien, Stefani. Porque lo que es el marido o padre de las criaturas no sé cómo se llama ni me importa. Pero Gwen es la que corta el bacalao y las prendas, y lo demuestra de nuevo a su regreso de sus vacaciones de Navidad. Ella nunca se ha quedado inmóvil: pasó de su estilo callejero-grafitero a convertirse en una dama y de ahí a mezclar lo que quiere.
La última sorpresa que nos da es su pelo, a lo luchador de sumo. Pero no solo el suyo, también el de sus vástagos que lucen una melena a lo zipi uno y el otro, a lo mohicano. ¿No son encantadores ambos?
Cierto es que el look de ella comete algunos errores, especialmente esas botas, posiblemente una de las prendas más feas de la historia que han logrado ponerse de moda y vender. Pero cómo arriesgan con su peinado, con las botas de los peques etc... hace que desvíes la atención hacia otros detalles más evocadores.
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