El rey Guillermo y la reina Máxima de Holanda llegaron ayer a Munich para una visita de dos días a Baviera. En el programa, además de visitar la fábrica de BMW, acudieron también a la reinauguración de la galería Hollander-Saal completamente renovada, que cuenta con obras maestras holandesas del siglo XVII en el museo Alte Pinakothek.
Aunque los compromisos adquiridos en este tipo de Viajes de Estado con frecuencia resultan demasiado solemnes y aburridos, Guillermo y Máxima saben siempre sacarle partido a la vida, y convierten este tipo de visitas instituciones en ocasiones para saludar a la gente, hacerse selfies y protagonizar divertidas anécdotas.
Ayer, por ejemplo, al director del museo se le ocurrió que los monarcas holandeses debían de ser enmarcados pero, como de momento, la galería Hollander-Saal no dispone de ningún retrato oficial (¡fallo que tendrán que procurar subsanar ASAP!) pidió a las relaciones públicas del museo que encargasen un marco como para un retrato en tamaño natural.
Cuando los reyes llegaron al museo se encontraron con que todos los paparazzi los estaban esperando para fotografiarlos detrás de ese photocall improvisado. Máxima y Guillermo entendieron perfectamente el detalle del director del museo, y se prestaron con buen humor a que los retratasen de aquella manera.
Incluso se pusieron de acuerdo para salir del marco pisando con el pie derecho - que ya se sabe que es el que da buena suerte. De esta forma inauguraron formalmente las nuevas instalaciones.
Máxima, desde luego, lo dio todo. A sus 44 años y después de haber pasado unos meses pachuchilla, parece haberle vuelto a coger gusto a la vida y nos alegró un día lluvioso y gris luciendo una creación de su amigo, el diseñador Edouard Vermeulen, de un color pink shocking como le gustaba a la Schiap.
Un traje de seda salvaje con un largo hasta la rodilla, ajustado al cuerpo, con cuello barco, y con un bonito drapeado a la altura de la cintura rematado por un adorno de cristales y paillettes, tono sobre tono, a juego con los pendientes.
En la cabeza, el pelo recogido con un moño bajo debajo de un sombrero de ala ancha del mismo tono, y en las manos una pochette, y unos guantes de ante granate a juego con unos stilettos. De esta forma, la Zorreguieta demostró que se puede ser tan estilosa luciendo grandes joyas como pendientes de pasamanería, y que el secreto para estar guapa y atractiva es la actitud.
¿Qué os ha parecido la combinación de fucsia con el granate?
Fotos | Cordon Press
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