Sabemos que una de las familias más odiadas en el planeta Tierra -y quizás en toda la galaxia- responde al nombre de Kardashian-Jenner, pero también es una de las más queridas. Crea una confusión que la gente la detesta o la ama, no hay término medio para cada uno de sus integrantes. Y puedo decir, sin vacilar en el intento, que personalmente me fascina. No me echéis a los leones, tengo razones más que suficientes para que mi voz no tiemble al afirmarlo y hoy os lo muestro. Antes de seguir leyendo debo dejar una cosa clara: fascinar no es lo mismo que idolatrar, y lo que me gusta de este klan es el plan de negocio que han creado desde 0. Jamás una desgracia había salido tan rentable...
La desgracia puede ser la clave del éxito
Saca partido de los malos momentos, he aquí el leit motiv de Kris Jenner, la cabeza pensante de esta familia y la encargada de haber llevado a cada uno de sus personajes a lo más alto. Un plan de negocio que nació gracias a un sex tape de Kim Kardashian... Sí, Kim Kardashian está en boca de todos por cada una de las cosas que hace, pero todo empezó en su afán de ser famosa. En un intento de ser BFF de Paris Hilton -ésta la trataba más como una persona de servicio que como una amiga- uno de sus ex novios decidió publicar un vídeo porno casero en un momento de venganza llamado Kim K Superstar. Lo que no sabía es que ése era el comienzo de una carrera repleta de fama, lujo y mucho dinero. ¿O sí lo sabía y lo tenía planeado desde un principio?
Los ¿humildes? comienzos
Una sabia y rápida actuación por parte de Kris hizo que la cadena E! News comprara su reality show llamado Keeping up with the Kardashians (aunque se suele resumir con las siglas KUWTK). Sin dudarlo ni un momento, el polifacético Ryan Seacrest apostó por él y se convirtió en productor de la serie. En sus primeras temporadas la familia muestra su acomodada pero nada extravagante vida mientras sus hijas mayores Kourtney, Kim y Khloé trabajan en una pequeña tienda de ropa de Calabasas donde ellas mismas son las dependientas -rara vez aparecía clientela-. Y bueno, lo de trabajar es algo relativo: las constantes peleas y desplantes nos hacen pensar que ese negocio no va a ningún sitio... Pero ¡ta-ta-ra-rá! Como si de un truco de Magia Borrás se tratara, crearon Dash y las tiendas de ropa evolucionaron y se reinventaron. Los Ángeles, Miami, Nueva York... Las mejores ciudades de Estados Unidos cuentan con sus boutiques.
El Gran Hermano Kardashian Jenner
¿Hasta dónde estarías dispuesta a llegar para hacerte famosa y vivir una ultralujosa vida? Ellas lo tienen claro: si hay que venderle el alma al diablo, firmemos un cheque. Tanto es así que su reality es un Gran Hermano donde sus componentes tienen un nombre que empieza por K y el countouring les acompaña hasta para ir a dormir. No dudaron en sacar tajada de la historia de Caitlyn Jenner, organizaron una boda millonaria para separarse al cabo de apenas 72 días. Pero eso es nada comparado con lo que uno puede ver en Keeping up with the Kardashian: desde los escarceos amorosos de Scott (ex pareja de Kourtney) pasando por el trágico accidente de Lamar Odom (ex jugador de la NBA quien estuvo casado unos años con Khloé Kardashian. El pasado mes de octubre se debatió entre la vida y la muerte tras ingerir alcohol, drogas y viagra.). Y quizás no aportan nada a nuestro día a día... Cierto, pero ayudan a desconectar después de una larga y dura jornada laboral. Ya sea para ver lo afortunados que somos de no tener que tratar con sus problemas poco profundos o para echarse unas risas... Sí, hay momentos que que uno se divierte viendo el show.
KUWTK es una especie de revista Cuore especializado en la familia donde no hay filtro ninguno. Conocemos los embarazos de las hijas, los escarceos amorosos de cada una de ellas así como momentos íntimos que una se guardaría en su cajón de privacidad. Kylie Jenner no duda en romper a llorar delante de las cámaras en una de sus muchas peleas con Tyga y Kourtney le pidió a Scott -cuando todavía eran algo- que le depilara sus zonas más íntimas ya que al estar embarazada no llegaba a ver nada de la zona X.
#DramaQueens
Podríamos llamarlas reinas del drama, y es que hasta la más fuerte ha terminado llorando frente a medio planeta. He aquí una de las razones que vician del programa: lejos de parecer de otra galaxia, esta familia de celebrities demuestra que es humana. Y llora... Llora mucho. No se salva ni el apuntador, y aunque Kris Jenner y Kim Kardashian son de lágrima muy fácil (¿en qué capítulo no han desperdiciado alguna que otra?), cuando Kourtney o Kendall se ponen tristes una se da cuenta que eso es real. Muestran un lado más humano que en cierto modo atrae. Tendemos a pensar que las personas famosas no sufren y con este exhaustivo día a día una se da cuenta que el dinero ayuda pero no otorga la plena felicidad.
Un negocio perfecto
A día de hoy los negocios de la familia son imposibles de nombrar sin dejarnos muchos en el tintero: las propias protagonistas son las productoras del programa, llevan los negocios Dash, sus propias app de móvil y cada una saca partido de lo que puede. ¿Un ejemplo? Kris Jenner tuvo un episodio de pérdida de orina y no dudó en venderlo a una marca para firmar un contrato de imagen. Pero además debemos contar sus innumerables contratos con firmas, colaboraciones, portadas de revistas, libros propios, perfumes... ¿Seguimos? Además no debemos olvidar sus varias líneas de belleza (no solo Kylie vive de ello), la colección de ropa de niños además de la propia marca Kendall + Kylie que lanza sus propias colecciones y colabora para otras firmas como Topshop o PacSun. Ellas son el vivo ejemplo de convertir en oro todo lo que tocan... No hay negocio improductivo. Tanto es así que la revista Forbes acaba de sacar a Kim en portada y anuncia que gracias a su videojuego la celebrity ha recolectado 45 millones de dólares.
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En Trendencias | Kim Kardashian (como nunca la hemos visto) conquista la portada de Vogue Australia
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