Hay quién quiere optar por el clasicismo en los estilismos de gala, otras que prefieren optar por la elegancia más sencilla, y hay quién lo apuesta todo al color rosa (fucsia) y se atreve con un outfit perfecto para noquear al personal -y para que nadie te pierda de vista-. He aquí lo que ha hecho Sarah Jessica Parker: la actriz ha sacado a pasear su propia Carrie Bradshaw y ha demostrado que no hay prenda, estilo ni tonalidad que se le resista. Convirtiéndose en la protagonista del Ballet de Nueva York, la actriz demostró que una puede innovar incluso en los estilismos de etiqueta.
Si Carrie Bradshaw siguiera presente en nuestro día a día con nuevas temporadas en Sex and the City, es posible que hubiera optado por lucir el mismo diseño que la actriz llevó anoche para acudir al ballet (o a una de sus citas con Mr. Big). De color rosa fucsia y a todo volumen, el vestido largo de Sarah no pasaba inadvertido (¡imposible!). Firmado por Zac Posen (con quién posó en el photocall), el cuerpo tipo corsé y las mangas abullonadas en versión XXL aportaban un toque diferente y dramático.
El detalle que marcaba la diferencia
Como no podía ser de otro modo, la actriz marcó la gran diferencia con la elección del calzado: unas sandalias de tacón con detalle de broche de strass desparejadas: mientras que una era de satén rosa fucsia, la otra era de satén en tono ocre.
¿Qué os parece este nuevo estilismo?
Fotos | Gtres
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