Jessica Miller es una de esas modelos que consiguen triunfar sin armar mucho ruido. Prueba de ello es que lleva 8 años al máximo nivel y a pesar de sus temporales retiradas de las pasarelas no le falta trabajo.
Con su mirada, uno de sus grandes puntos fuertes, ha conseguido encandilar a los grandes de la moda. Desde Calvin Klein, hasta Chanel, todas las marcas han querido a esta americana como imagen.
Jessica Miller nació en Las Vegas en 1984, y desde luego, la fortuna le ha sonreído en la vida. De padre carpintero y madre coralista, nunca se propuso dedicarse en serio al mundo de la moda. De hecho, la infancia de Jessica se podría resumir como la de una chica rebelde que apenas pisaba las clases.
Todo cambió cuando tenía 15 años, en 1999. Ese sería el año en que su madre la convención para que ingresara en una academia de modelos. Desde luego que su madre tuvo buen ojo, ya que no pasaría ni un año cuando la cazatalentos Corrie Singer de la agencia Next, la propusiera trabajar como modelo con la citada agencia.
Los primeros meses de Jessica en el mundo de la moda fueron alentadores. Sin dar el salto al estrellato, si que iba labrando su futuro poco a poco. De hecho en el 2000 ya sería portada de la versión rusa del Vogue junto a una jovencita Raquel Zimmermann. A finales de ese mismo año ya desfilaría para diseñadores como John Richmond y casas como Trussardi.
El 2001 sería el año clave en la vida de Jessica Miller. Ya comenzaría a desfilar con diseñadores más afamados como Yves Saint Laurent, Thierry Mugler y Lanvin. Su presencia en las pasarelas cobraba más fuerza lo que le valdría para firmar en el 2002 un contrato de dos años para desfilar en exclusiva con Calvin Klein. Pero ese contrato significaba algo más, ya que se trataba de sustituir a Kate Moss como imagen de la marca.
Tras esos dos años de trabajo en exclusiva con Calvin Klein, le lloverían las ofertas de trabajo y las portadas. Entre el 2002 y el 2003 sería portada entre otras del Vogue en las versiones italiana, francesa y española y en el Harper’s Bazaar.
También en el 2003 firmaría tres nuevos contratos publicitarios, en esta ocasión con Givenchy, Tommy Hilfiger y con Fendi. Incluso haría su aparición en el calendario Pirelli.
A finales de ese mismo año volvería a las pasarelas: Chanel, D&G, Versace, Cavalli, Givenchy, Donna Karan y un largo etcétera. Un año agotador que repetiría en el 2004 y en el 2005. Siendo estos dos años sus mejores años como modelo y en los que ya se hablaba de ella como la nueva supermodelo.
Tras renovar su contrato con Calvin Klein, la casa decidió cancelar el acuerdo e incorporar a Natalia Vodianova como imagen. Este hecho afectó a Jessica, de tal modo que sus apariciones sobre las pasarelas empezarían a disminuir progresivamente.
A finales del 2005 decide retirarse de las pasarelas y dedicarse exclusivamente a campañas publicitarias como las de Chanel Cosmetics, David Yurman, Blumarine, H & M, Emporio Armani, Zara…
A finales del 2007 retorna a las pasarelas, aunque de manera muy puntual. De hecho tan sólo se la pudo ver en septiembre del 2007 en el desfile de Chanel Resort en Nueva York, y en el de Ashley Paige en el LA Fashion Week.
A pesar de que su ritmo de trabajo ha bajado considerablemente, Jessica Miller sigue viva en el mundo de la moda. En el 2008 ha sido imagen de Hugo Boss con la línea Orange, y también imagen de Miss Sixty además de aparecer en numerosas editoriales como las del mes de Noviembre en las versiones francesa y alemana del Vogue.
Toda una supermodelo que quizás se haya quedado por el camino, pero que espero podamos volver a ver pronto en lo más alto.
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