Lo que en 1964 empezó como un simple regalo de empresa, se ha convertido en todo un símbolo de la sensualidad bien pensada y del erotismo elegante en imágenes. El calendario Pirelli supone la completa rotura de esteriotipos en relación a los calendarios de toda la vida: ese compendio de meses, días, e imágenes de más bien poco gusto en el que muslos y pechos no esconden ningún tipo de intención estética y que siempre imáginamos colgando de la cabina de un camionero.
Y es que aunque haya muchos para los que un desnudo nunca será artístico, el almanaque más exclusivo del mundo ha alcanzado cifras desorbitadas en las casas de subastas más prestigiosas y ha ocupado paredes de museos.
¿Podemos considerarlo entonces obra de arte?
Hasta 1984, y con un parón de 10 años, debido a la delicada situación económico social, las modelos, fotógrafos y escenario escogidos, fueron más bien discretos. Muchas veces, por culpa de la censura.
El encargado de ponerse detrás de la cámara en su primer número, perpetrado en las playas de Mallorca, fue el fotógrafo de los Beatles, Robert Freeman (en la foto, su mujer que era modelo y posó para él).
Como veis, la mezcla de exotismo y voluptuosidad de cuerpos, empezaba aperfilarse como fórmula mágica.
Solamente dos españolas han posado para el calendario Pirelli: Inés Sastre en 1997, y Penélope Cruz, justo un decenio después. La actriz española compartía protagonismo en esa edición, firmada por Inez van Lamsweerde y Vinoodh Matadin, con la mujer más sexy de todos los tiempos: Sofia Loren.
La década de los noventa estuvo sin duda marcada por las supermodelos. Herb Ritts, Richard Avedon, y Peter Lindbergh, dieron a luz algunas instantáneas memorables que pasarán a la historia. Como estas en las que Monica Bellucci hace del destape un arte de lo menos obvio.
Naomi Campbell, Laetitia Casta, Nadja Auermann, Christy Turlington, Kate Moss, Cindy Crawford, Kristen McNeamy, o Elsa Benitez son solo algunos de los nombres de las mujeres que encarnaron el prototipo de belleza de la época.
Un prototipo que por cierto, nunca debería haber muerto.
Con el 2000, llegaron el glamour y el lujo, y con ellos, el photoshop, y se dejó momentáneamente de lado la playa: Gisèle Bundchen, Isabeli Fontana, Eva Herzigova, Natalia Vodianova, Alessandra Ambrosio, Jessica Miller, o Karolina Kurkova, tomaban el relevo generacional y estético, y las actrices, que ya empezaban a despuntar como nuevos iconos, se apuntaban al carro de la sensualidad.
Brittany Murphy, Rachel Leigh Cook, Selma Blair, Julia Stiles, Amy Smart, Bridget Monayhan, Mena Suvari y Erika Christensen, con la sobrina de Bush en portada, protagonizan en 2002, de la mano de Peter Lindbergh, un calendario marcado por el estado de ánimo dejado por los atentados del 11-S.
En los años sucesivos vuelve el Pirelli en todo su esplendor.
Testino, Mert Alas and Marcus Piggot, Weber, o Demarchelier, trasladan a la campiña italiana, la Costa Azul, China o Bostwana, la magia de la insinuación.
Pero entonces llegó Terry Richardson e hizo borrón y cuenta nueva de todo lo anterior. En mi opinión, la edición 2010 del calendario es la más sucia, artísticamente hablando. Me parece un refrito de saldo del eterno erotismo entre cuerpos desnudos, fauna y vegetación.
No me disgusta para nada el trabajo de Richardson en otros campos, pero aquí se me hace un vicioso gratuito y su visión roza lo grosero.
¿Qué os parece a vosotros?
En Trendencias | Las invitadas al lanzamiento del Calendario Pirelli 2010