La belleza de las modelos es uno de los grandes misterios a resolver dentro de la moda. Podríamos hacer una cronología durante cada década de cómo ha ido evolucionando esta belleza hasta acabar en la androginia que ahora vemos, incluso en la fealdad. Detrás de todo esto solo se encuentra la ruptura de los moldes y buscar diferenciarse del vecino, incluso si para ello hace falta convertir la imagen que tenemos todos de una modelo en alguien de extraña belleza, por decirlo con un eufemismo esquivo. No es momento para modelos guapas.
El concepto de fealdad es tan ambiguo como el de belleza, de ahí que para lo que algunos es muy hermoso para otros es sinónimo de una aversión tremenda. Y viceversa, por supuesto.
La androginia buscada
Una de mis habituales discusiones con amigos tiene que ver con la belleza de las modelos actuales, delgadez o no aparte. Hablamos de rostros. Para mí un rostro como el de Saskia de Brauw es algo tremendamente sexy, incluso hasta cuando juegan a convertirla en hombre. Saskia de Brauw es una de las grandes modelos de este momento, una supermodelo que ha pasado a la historia de la moda por razones lógicas a poco de mirar su trayectoria. Ojito derecho de Chanel, deseada por las grandes marcas como Prada o Armani, y fichada hasta por las émulas de esas marcas, como Zara. Por no hablar de sus múltiples editoriales, desfiles y demás trabajos reconocidos.
Freja Beha Erichsen es otro caso similar aunque la belleza de la danesa es más afeminada, sin ser por ello, el canon típico de mujer modelo, un aspecto frío y por momentos "desarreglado" le hacen estar también en esa bisagra de androginia que tanto desean los diseñadores desde hace años. Ahora Freja Beha Erichsen "se ha afeminado" un poco más de la mano de Valentino o de Bottega Veneta pero hasta no hace mucho su estilo de marca era más cercano a un aspecto masculino, rebelde y pasando de cualquier vestido con encaje y zapatos de tacones de aguja.
Aymeline Valade podría ser el tercer nombre más destacado de la androginia actual. Francesa, con una belleza que vuelve a ser fría, unos rasgos muy marcados, unos pómulos que junto a sus cejas, una marcada nariz y la melena podrían hacerle pasar por un cantante heavy que nadie notaría la diferencia en base a las inexistentes curvas. Y aún así, para mí es mil veces más bella que cualquier barbie rubia prefabricada. Aymeline Valade tiene ese toque especial, esa aúra y percha que distingue a las supermodelos de las mujeres guapas.
Lanvin sabe de ello, igual que Chanel (no obstante Lagerfeld es uno de los principales de esta tendencia), Armani (lo mismo), y Kenzo o Alexander Wang, entre otras tantas marcas que han optado por Aymeline Valade como imagen de campaña.
Saskia de Brauw, Freja Beha Erichsen y Aymeline Valade son solo tres nombres de los múltiples (no me olvido de Stella Tennant o de nombres futuros como Ashleigh Good) que podríamos sacar dentro de la androginia presente y que copan el top de las mejores modelos del momento en solicitud de marcas, ofertas de trabajo y presencia en desfiles y medios.
Cuando la cara ya no es tan bonita
¿Cuántas veces habré escuchado lo de "una cara bonita"? Si hay una expresión que no soporte es esta. Una cara bonita. ¿Bonita para quién? Para Hedi Slimane al menos no porque es el caso más ejemplo de cómo buscar la fealdad en un desfile para romper de lleno con todo lo anterior. Lo ha hecho en Saint Laurent. Un desfile cuyas modelos no eran precisamente catálogos de caras bonitas. Es el desfile de la fealdad o del eufemismo de "una belleza rara". Desde el mentón con vida propia de Hanne Gaby Odiele a una Lily McMenamy que nadie vería como modelo.
Lily McMenamy no es alguien corriente, su rostro tampoco lo es, de ahí que esté donde está. El ser la hija de la supermodelo de los 80 Kristen McMenamy también le ha dado un gran empujón. Solo hay que ver el físico de su madre y ver esos rasgos masculinos tremendos con una expresividad única.
Marc Jacobs también es uno de los diseñadores que llevan buscando desde hace tiempo la llamada de atención a través de otro concepto de belleza. Es más, para su último desfile en la Semana de la Moda de Nueva York efectuó uno de sus trucos de marketing para dar que hablar al cerrar con una modelo con el torso desnudo, solo tapado por una mano con un guante de rejilla. ¿Quién era esa modelo? Lily McMenamy.
El caso de Lily McMenamy es algo común en la historia de la moda, sobre todo en estos últimos años, donde la belleza rara, fea y extraña, según prismas personales, es lo que cada vez distingue más a mujeres convertidas en iconos de moda. Entre las perfectas Joan Smalls, Karlie Kloss, Suvi Koponen o las orientales con Liu Wen a la cabeza, vemos al mismo nivel (e incluso más a veces) a Daphne Groeneveld o a Mariacarla Boscono.
Y es que no es tiempo para una modelo guapa.
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