Soy una médica en urgencias atendiendo a pacientes con coronavirus: así estoy viviendo la epidemia

Para nosotros, los médicos, todo empezó con el primer caso español. Al principio cuando no había casos en nuestro país, el Ministerio mandó alguna nota preparándonos de lo que podía ser, pero hasta que llegó la primera infección por coronavirus Covid-19 a España, no nos dijeron cómo debíamos actuar. Aunque el cómo actuar se ha ido modificando todo el tiempo. Todos los días cambia el protocolo. De hecho, cuando libro algún día no me descargo los protocolos porque sé que cuando vaya al siguiente día, ya habrá uno nuevo. A veces, incluso cambia varias veces en el mismo turno la manera de proceder. Está siendo una locura.

Al principio no había nada de preocupación entre nosotros. Estábamos súper tranquilos diciendo "va a llegar, pero va a ser un virus más de los que va a convivir con nosotros de forma estacional". Cuando empezó todo en Europa todos mis compañeros y yo dimos por hecho que esto era imparable. El mundo es global para todo y más para un virus que se trasmite tan fácil. Tenía claro que iba a llegar aquí, no sabía cómo de rápido ni en qué manera, pero sí que llegaría seguro. La cosa era ver si iba a ser epidemia explosiva (iba a avanzar en progresión geométrica) o iba a ir más despacio, pero no pensábamos que iba a ser tan exagerado.

Creíamos que sería como lo que pasó con la Gripe A hace siete u ocho años. La misma alarma social, la misma incertidumbre, el mismo contagio pero, al final, algo que estaría en nuestro día a día cada año sin llegar a pasar nada. Pero no ha sido igual, esto se ha desmadrado.

Las urgencias donde yo trabajo son como Vietnam. El hospital en el que estoy es privado y a nosotros se nos han colapsado los recursos más tarde, pero ahora estamos totalmente hasta la bandera. Los turnos son de traca. No hay nada. No tenemos los equipos de protección, los trajes de "astronauta" que salen en la televisión nunca los llegamos a tener. Tuvimos uno que consistía en bata quirúrgica, gafas, mascarilla y guantes. Pero, como son de usar y tirar, ya no nos quedan. Desde casi el principio nos empezaron a decir que no había. Nos comunicaron que la mascarilla, la buena, la que tiene filtros, la reutilizáramos. Aguantan ocho horas y, si solo la llevas un ratito, la puedes guardar. Las gafas lo mismo, las tenemos que desinfectar al terminar y usarlas todo el tiempo. Y ahora nos dicen que hasta las batas las intentemos no tirar, ¡pero es que las batas hay que tirarlas! Por ahora, lo único que no escasea son los guantes y vamos a ver... porque yo ya no sé.

No es tanto porque el hospital no compre, sino porque no hay de nada. Hay desabastecimiento. Y eso que el traje más seguro solo se lo pone el que entra a ver un caso confirmado. Aunque todas las personas vienen por lo mismo, sus casos a priori no están confirmados y todos los que estamos en la puerta de urgencias estamos en contacto con ellos.

Estos últimos días, con el confinamiento, se ha notado que viene menos gente que no debería venir. Viene más gente que está enferma de verdad. El virus tiene una mortalidad baja, pero se han contagiado muchísimas personas. Estamos atendiendo a mucha gente muy malita.

Los protocolos son como en la guerra.

Los protocolos son como en la guerra. Hay que diferenciar quién tiene opciones de salvarse y quién no porque las UCIS están llenas. Todas. Sube a la planta gente que está muy enferma y va a la UCI alguien cuando ya no se puede hacer nada más, y solo va el que tiene opciones. Porque el que no tiene opciones se le desestima, no hay otra manera.

Estamos muy expuestos y no tenemos prácticamente medios. Estamos solo con las mascarillas verdes, las de quirófano. Apenas hay mascarillas de las buenas. Hay preocupación porque va cayendo gente del equipo. Y aunque los que han enfermado de mi equipo están todos como peras limoneras en sus casas, esto nos diezma. Ahora mismo tenemos tres que están aislados. Somos veinte y el resto tiene que asumir su trabajo. Y sabemos que son los primeros, esto va a ir subiendo.

También está la preocupación por las familias de cada uno. Yo tengo tres hijos que ahora no están conmigo, pero mis compañeros con hijos sí que están con ellos al llegar a casa. Intentan no tocar nada en el hospital cuando se van del turno, ducharse nada más llegar a sus hogares, lavar la ropa aunque no la usen para trabajar porque llevan pijama en el hospital y hasta lavarse el pelo. Hay un poco de psicosis.

Con respecto a la gente, hay de todo. Mucha gente monta el lío porque quiere que le hagas la prueba. Y no se la puedes hacer. A los que tienen sintomatología leve no se les hace, solo a los que ingresan, a los que están graves. Básicamente para aislarlos o no. Madrid es zona de transmisión comunitaria y entonces se asume que todo aquel que tenga síntomas como fiebre y tos, se ha contagiado y tiene que quedarse en casa y punto. Viene mucha gente exigiendo que le hagas el test, pero también hay mucha gente que viene porque lo que tiene es miedo. El miedo es libre y a veces, con que sencillamente vayas y les expliques que pueden estar en casa tranquilos y que no tienen por qué empeorar, se quedan más tranquilos.

Hace cuatro días puse un cartel en el ascensor de mi edificio diciendo que soy médico y que si alguien tiene fiebre o algo que venga a mi piso para que no vayan a urgencias. El 40% de los casos se transmiten en ambiente hospitalario. No tienen que ir allí para nada.

Las medidas adoptadas por el Gobierno han llegado tarde. Debería haber actuado antes. Ahora lo están haciendo bien, pero ha sido todo muy lento. Yo ya vi que iban a cerrar los colegios antes de que lo hicieran. Mis amigas me preguntaban "¿crees que cerrarán los coles?" y yo les contestaba que sí. Había cosas que eran de cajón. Y una vez que cerraron los centros educativos tenían que cerrar todo, meter a la gente en casa del todo. Entiendo que ha sido una decisión difícil, esto no ha pasado nunca, y han ido dando palos de ciego.

Al final nos contagiaremos todos, pero ahora es el peor momento del universo para contagiarse.

Actualmente las cosas están como tienen que estar. Todo el mundo en su casa y punto, pase lo que pase. Es la única forma de contener esto. Bueno, contener no: hacer que nos contagiemos escalonados que es de lo que va. Soy de las que piensa que al final nos contagiaremos todos. Pero ahora es el peor momento del universo para contagiarse, está todo lleno. En realidad, lo que hay que conseguir es que no enfermemos todos de golpe, sino que nos vayamos contagiando paulatinamente para poder atender a todo el mundo.

La cosa es hacerlo escalonado porque los infartos se tienen que seguir atendiendo, los ictus se tienen que seguir atendiendo, los abdómenes agudos se tienen que seguir operando, los niños siguen naciendo. Ahora mismo tienes un accidente de tráfico y a ver dónde te metemos. El problema no es el virus, el problema es el colapso.

¿Cómo no van a salir mortalidades del 3 y del 4 por ciento si todo el mundo que está bien en su casa con el virus no se hace el test?

Lo normal es cogerlo y que no pase nada, estar en tu casa con un poco de fiebre o tos. Es una especie de gripe para la grandísima mayoría. Los porcentajes de mortalidad madrileños que salen en la televisión son tan altos porque primero, nosotros no somos como China, nosotros tenemos un porcentaje de mayores que es la gran mayoría, tenemos mogollón de jubilados y claro, nuestra población es más de riesgo, digamos. Pero el problema es que solo hacemos los test a los que están enfermos. ¿Cómo no van a salir mortalidades del 3 y del 4 por ciento si todo el mundo que está bien en su casa con el virus no se hace el test?

Con esto quiero mandaros un mensaje de esperanza. Vamos a salir de esta seguro. Hay que centrarse en lo bueno.

Este texto es el resultado de la conversación de una doctora y la autora de este artículo. La medica, que lleva trabajando en urgencias de un hospital de Madrid desde que comenzó la Crisis del COVID19, quiere dar su testimonio de forma anónima.

Fotos | Unsplash, Gtres

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