Mucho se habla sobre la generación Y, su estilo de vida y sus problemas. A principios de año, incluso la etiqueta #millennialburnout, que la calificaba como una "generación quemada", se hacía viral reflejando el alto nivel de estrés de unos jóvenes a los que les ha tocado desenvolverse en un entorno socioeconómico algo más complicado que a sus padres.
Pero, entre todos esos análisis, un factor pasa desapercibido: ¿qué hace felices (de verdad) a las chicas milenial? Ellas, ya adultas, pero inmersas en su juventud (¿acaso la juventud no es un estado de ánimo?), continúan despertando al mundo, descubriendo el universo que las rodea y, también, descubriéndose a ellas mismas.
En el fondo, las milenials no buscan nada extraordinario. Solo quieren disfrutar de su vida, ser dueñas de su tiempo, conocer el mundo... y hacerlo todo a su manera, diferenciándose de la generación que las precedió. Quieren algo tan simple y complejo como ser felices, vivir experiencias, identificarse con su trabajo y hacer del mundo un lugar mejor. Y, aunque la receta universal de la felicidad no existe, estos cuatro ingredientes son fundamentales para la inmensa mayoría de esas jóvenes que lucen orgullosas la etiqueta milenials.
La vuelta al mundo en 80 selfis
Según una encuesta publicada por el Bank of America, el 81% de los milenials prefiere gastar su dinero en viajar antes que en cualquier otra cosa. No es de extrañar: esta generación se ha criado en un mundo globalizado y vive con una ventana a todo el planeta sobre su mesa. Un portátil es, tantas veces, el vehículo para cumplir sus sueños: con él pueden hacerse con esos billetes al país con el que llevan fantaseando años, ya sea Grecia, Tailandia, Argentina...
Pero las milenials no viajan de cualquier forma. Son expertas en pasar semanas planificando sus escapadas, zambulléndose virtualmente en esas piscinas infinitas de Bangkok (es mucho más fácil hacerlo cuando navegas desde un Asus Zenbook 13, el portátil que reduce a la mínima expresión los bordes de la pantalla) e ideando sus rutas.
Ellas guardan cada ubicación que les interesa en sus carpetas de Instagram... y visualizan sus fotografías antes incluso de despegar. Porque las fotos se han convertido en sus souvenirs preferidos: las milenials ya no compran imanes, se hacen selfis.
Comparten sus imágenes (perfectamente editadas) en sus perfiles de Instagram y en sus canales de YouTube y, por eso, no es extraño verlas viajando con un portátil como compañero inseparable de sus salidas. Desde él, vacían las memorias de cámaras y teléfonos, sincronizan fotografías con la nube e, incluso, retocan, montan y publican sus contenidos.
Por eso, necesitan que su aliado digital sea tan rápido y ligero como el Asus Zenbook 13. Este equipo de 13 pulgadas, poco más de un kilo de peso y de solo 16,9 milímetros de grosor es apto tanto para viajes mochileros como para los de tres maletas facturadas.
La creatividad como trabajo
Las redes sociales y el universo digital han despertado las vocaciones ocultas de muchas milenials, que optan por reconvertir sus carreras y trabajar como fotógrafas, directoras de arte, escritoras o editoras de vídeo. Las milenials, más que trabajar de lo que han estudiado, quieren trabajar de lo que les gusta y las hace felices. De lo que despierta su lado más creativo.
No es solo cuestión de un puñado de chicas, sino más bien un punto de vista generacional. Como bien apunta este artículo de The New York Times, la gente joven ama su trabajo y se encarga de demostrarlo en redes sociales llegando, incluso, a emplear la etiqueta #TGIM (sí, 'Thanks God It's Monday').
Muchas, además, han optado por vivir una vida freelance, con todo lo bueno y menos bueno que eso implica. Poder trabajar desde cualquier parte del mundo (y así unir su pasión laboral a su pasión viajera) es una de las ventajas de esa vida por cuenta propia. Y, sí, a veces eso supone trabajar desde una cafetería sin enchufes, pero, con Asus Zenbook 13 y sus 14 horas de autonomía, eso no es un problema.
Este portátil satisface todas las necesidades que se le puedan plantear a la milenial freelance: su teclado ofrece una posición de escritura ergonómica, su memoria de 8 gigas le proporciona un alto rendimiento y sus funciones de reconocimiento facial y de voz lo convierten en un dispositivo seguro que agiliza las tareas más mecánicas.
La importancia del factor tiempo
“No tengo tiempo” es una de las frases más repetidas entre las milenials, que, ya sea por causas laborales o de cualquier otra índole, sienten que no se dedican tiempo a sí mismas o a las personas a las que más quieren y con las que más disfrutan.
Poder pasar una tarde con un plan tan sencillo como ver una película o una serie (el famoso Netflix and chill), de compras virtuales o estudiando un cursillo sobre su nueva gran pasión (de la fotografía gastronómica al lettering o el bordado) es, a veces, toda su demanda. Porque esta generación, a diferencia de la de sus padres, valora las experiencias por encima de las posesiones: tal y como apunta este estudio, un 76% de las filas milenials prefiere más vivir cosas a tener cosas.
Es decir, dale a una milenial unas horas libres —y un Asus Zenbook 13 desde el que ver y oír sus filmes favoritos con la mayor calidad— y la harás feliz.
Inquietud y activismo
Las milenials no son conformistas; son inquietas y luchan por lo que quieren. Por una sociedad que combata el cambio climático, se suman a los Fridays For Future; y, por un mundo feminista, hacen del feminismo su modo de vida. Ellas no son activistas de sofá, ellas, apasionadas en todo lo que hacen, crean sus propias formas de activismo: desde un blog en el que explican cómo vivir sin plástico hasta una marca de camisetas que lleva las consignas feministas de la manifestación al trabajo.
De nuevo, no se trata de unos cuantos casos aislados, sino de un sentir común: el 74% de esta generación, como apunta este informe, trabaja de forma activa para mejorar su entorno desde el prisma 'think globally, act locally'. Las chicas milenials, orgullosas como nunca de ser una hermandad, no solo hablan del mundo que quieren, sino que son ellas mismas las que lo construyen.
Bonus track: una vida tecnológica
Algunos de estos ingredientes para la felicidad milenial son comunes a los de otras generaciones. Entonces, ¿qué diferencia a estas chicas de aquellas un poco más mayores? Entre otras cosas, que estas jóvenes hacen de la tecnología una de sus herramientas fundamentales para el día a día.
Pagan en el supermercado con su smartphone, piden la cena con un altavoz inteligente y no solo trabajan desde su portátil, sino que no conciben su ocio sin él: lo emplean para estar informadas, para decidir cómo decorarán su casa, para hablar con esa amiga del Erasmus, para comprar un billete solo de ida a esa nueva aventura..., para, en definitiva, ser felices.
Imágenes | Facebook & Instagram de Asus; Unsplash - Arièle Bonte, Eirik Skarstein, Emily Bauman, Gian Cescon
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