"Bien está lo que bien acaba" dice el refranero español, que como bien sabemos es muy sabio. Perdonad la calidad de la foto de apertura del post, pero hemos decidido incluirla porque capta justo el momento en el que los dos estilistas se enteran de que han sido absueltos de sus cargos contra el erario público "porque el hecho no subsiste". ¡Si hasta el procurador Santamaria había pedido su absolución!
Sin embargo, el tribunal había decidido llevar su caso a juicio condenando a los diseñadores Stefano Dolce y Domenico Gabbana a un año y seis meses de cárcel por evasión fiscal y daño moral al fisco como dicen en Italia. Una condena que hoy el tribunal de apelación ha desestimado teniendo en cuenta que los dos imputados no habían cometido semejante el delito. También han absuelto a Luciano Patelli, su administrador general.
La Fiscalía de Milán les acusaba de no haber declarado los ingresos percibidos con la empresa Gado, creada para la gestión de las marcas Dolce & Gabbana y D & G, durante los años 2004 y 2005, argumentando que se trataba de la clásica artimaña fiscal para pagar menos impuestos, porque aunque la empresa tenía su sede social en Luxemburgo, se administraba en Italia.
Los cargos contra la empresa - y el acusado - eran por no pagar impuestos sobre un ingreso imponible a 200 millones de euros. En primera instancia, Dolce y Gabbana fueron condenados a un año y ocho meses cada uno, con una reducción, posterior, de dos meses de condena.
Felizmente para la industria de la moda en Italia, hoy se les ha absuelto después de dos años de proceso. Lo peor fue, que por culpa de todo este embrollo, el Ayuntamiento de Milán representado por D'Alfonso, uno de sus asesores, les llegó a negar el uso de un espacio público declarando que no se debían conceder el uso y disfrute de espacios públicos a personajes que hubiesen sidos condenados por evasión fiscal, a lo cual los dos diseñadores reaccionaron cerrando a cal y canto durante todo un día todas sus tiendas de Milán a mediados de julio del 2013.
Desde hace ya muchos años, las marcas "símbolos" de la moda Made in Italy se quejan de la excesiva presión fiscal a la que se ven sometidas. Además, la sentencia parecía contener una excusatio non petita. En su opinión, el daño no era sólo la exposición a las legítimas críticas a las que se verían expuestos, sino el mal ejemplo que una conducta, particularmente maliciosa, podría acarrear a la hora de declarar a Hacienda.
Los dos diseñadores no tardaron en conceder sendas entrevistas a la Repubblica y el Corriere della Sera declarando no resignarse a ser crucificados como si fuesen ladrones, proclamando su inocencia en lo relacionado con todas las acusaciones vertidas contra ellos, y anunciando que pensaban recurrir contra la condena de un año y ocho meses que se les había impuesto. También advertían que si se les obligaba a pagar la multa de 400 millones de euros que se les exigía, se verían obligados a echar el cierre de todos sus negocios, y a despedir a todos sus empleados.
Ante la avalancha de manifestaciones llegadas de todas partes del mundo abogando por la impagable labor realizada por Dolce & Gabbana no sólo a la industria de la moda sino también al Made in Italy, el alcalde de Milán, Giuliano Pisapia les tendió una mano para reunirse amistosamente y hablar de todo el asunto.
El erario público ha debido reconsiderar todo el caso porque, al final, los dos diseñadores y su administrador se han visto libres de todos los cargos que se les imputaban, de lo cual nos alegramos por la parte que nos toca, pues sería un auténtico pecado que una marca como Dolce y Gabbana fuese borrada de un plumazo de la faz del universo de la moda.
Ahora que ya ha pasado todo, ellos se lamentan del dolor moral, de la amargura, y del daño económico y de imagen al que se han visto sometidos, aunque también se declaran orgullos de ser italianos.
Vía WWD
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