Ayer se estrenó un programa de moda en La 1: Maestros de la Costura. Una buena noticia porque no estamos acostumbrados a ver moda en televisión y mucho menos en prime time. Y, lejos del postureo y de la frivolidad, nos encanta que La 1 haya recuperado la parte de la moda que no se ve: la del oficio, la de la costura, la de los interiores de los diseños. Una apuesta fuerte de la televisión pública que ha arrancado con buenos datos de audiencia y siendo Trending Topic. Aún así, hay cosas que nos han gustado más y cosas que nos han gustado menos.
Lo mejor de Maestros de la Costura
- Oír hablar de patrones, de sisas, de corte al bies, que expliquen lo que es una lechuguilla, o que veamos imágenes de los desfiles de Pertegaz en la televisión es una maravilla para los que amamos la moda. Genial que se recupere el arte y el oficio de los modistas. Así valoraremos más lo que es la ropa. Y ver cómo una capa de Pertegaz se descompone en patrones es magia pura.
- Los modelitos de Raquel Sánchez-Silva. Ella es genial como presentadora, un gran acierto su elección porque está atenta a todo, y da la agilidad que le hace falta al programa. Ayer la vimos luciendo un vestido azul de David Delfín, un vestido rojo vintage de Pertegaz y un vestido verde turquesa con volumen en la falda de Marcos Luengo. Que gozada poder ver moda española así de bien defendida.
Lorenzo Caprile. Un verdadero maestro de la costura que además con su personalidad de cascarrabias va a dar mucho juego. Ideal para escucharle y aprender. Los otros dos jurados del programa, María Escoté y Palomo Spain estuvieron más discretos y esperamos que se suelten más según avance el programa.
Los invitados. Acudieron a la cita del primer programa Eugenia Silva y Ana Locking. Y nos encanta que se de visibilidad a la moda española en televisión.
Lo peor de Maestros de la Costura
Un formato calcado al de MasterChef. Como el programa de cocina ha tenido tanto éxito durante varias ediciones, en La 1 han querido repetir el formato y la dinámica. Pero hay cosas que no funcionan igual de bien, como la prueba de grupos o como ajustar los tiempos de confección. Las prisas no son buenas compañeras de la calidad. Además habrá que ver si la costura consigue enganchar al público en general como la cocina, algo que todo el mundo ha experimentado alguna vez en su vida.
Los concursantes. El espectáculo y la diversión que puedan dar éstos es fundamental para que el programa funcione. En teoría, son simples aficionados a la costura, pero uno estudia diseño de moda y tiene una colección de moda. La Terremoto de Alcorcón llevó un vestido suyo a Los Goya. Otro dirige un estudio de sastrería. El concepto de amateur es un poco relajado, aún así no significa que vayan a llegar más lejos que los demás concursantes. El casting es de lo más variopinto y hasta algo tróspido: de catequistas, pasando por modelos, empleadas de gasolinera con afición a las pelucas hasta profesoras de religión. Se les ha visto un poco peces en conocimientos mínimos de costura y de cultura de moda y poco manejo con algunas herramientas como la plancha. Los patrones se dan ya hechos, y aún así no los supieron trabajar bien.
El horario. La televisión pública emite un programa que empieza más tarde de las diez y media y se alarga hasta la 1 de la mañana. Un lunes. Cualquier europeo al que se le explique ésto se llevaría las manos a la cabeza. Un formato así hace que la gente deje de verlo salvo que le interese mucho (como sí sucedía con MasterChef o con OT, que consiguieron enganchar a un público fiel). Si la gente va perdiendo interés según avance el programa va a ser difícil que se mantenga frente a la pantalla a esas horas de la noche.
En Trendencias | Maestros de la costura: el nuevo programa de La 1 que recupera el noble arte de coser y diseñar
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