Por fin se ha solucionado la pesadilla de Anna Wintour con las ratas

Las ratas y los ratones neoyorquinos no discriminan a nadie; cuando se proponen atacar lo hacen a conciencia tanto en edificios viejos y destartalados con falta de higiene como en restaurantes elegantes en los mejores barrios de la ciudad; y las oficinas de Condé Nast - las nuevas, las del One Word Trade Center -, han pasado por una auténtica batalla contra los roedores con Anna Wintour a la cabeza. Pero, ya pasó. Os contamos tan desagradable odisea.

Un estudio publicado el año pasado reveló que la mitad de los restaurantes del Upper East Side - uno de los barrios más caros de la ciudad de Nueva York - estaban infestados de ratas. En una pastelería muy conocida los inspectores del Departamento de Salud del ayuntamiento encontraron en su interior una rata, excrementos de ratón repartidos por todo el local, moscas y más de cien cucarachas vivas.

Los habitantes de Nueva York están tan acostumbrados a las ratas, que algunos han hecho del defecto virtud. Sophie Dickens, la tataranieta de Charles Dickens, ha creado una escultura en la que se pueden ver a 13 grandes ratas forjadas en bronce; y en uno de esos restaurantes secretos - a los que sólo se puede acceder con contraseña -, de un elegantísimo hotel de la 5th Avenida, también hay una escultura plateada de una rata en tamaño XXL presidiendo la sala.

Pero eso no es todo, en la entrada a la Grand Central Terminal Railroad Train Station en la 42nd Street con Lexington (también en NY), se pueden ver, escalando por las gárgolas del edificio, a una serie de ratas esculpidas en bronce.

Desde hacia varios meses, otro gran templo del glamour se ha visto afectado por la invasión de estos roedores. Nos estamos refiriendo, ni más ni menos, que a la redacción de la revista Vogue. De hecho, en noviembre del año pasado, todo el staff de la revista se vio obligado a abandonar sus oficinas de Times Square para instalarse en el recién estrenado One World Trade Center.

Sí, sí, nos estamos refiriendo al edificio que reemplazó a las Torres Gemelas. Todas las cabeceras del grupo Condé Nast - entre las que se encuentran además de Vogue, The New Yorker, Vanity Fair o Glamour - se fueron instalando de forma progresiva en su nueva ubicación hasta instalarse definitivamente en febrero del 2015.

Pero el traslado de la revista Vogue fue quien atrajo más la atención ya que se subieron unas fotos a Instagram donde se pudo ver que incluso algunas modelos se vieron obligadas a echar una mano y mover cajas. Conociendo a las modelos que cuando no trabajan van vestidas todas iguales (vaqueros, camiseta blanca, deportivas y bolso de Prada), dudo mucho que se vistiesen de aquesta guisa para echar una mano en la mudanza.

Se encontró caca de rata en algunos de los teclados de los editores de la revista y pidieron a todos los trabajadores que se abstuviesen de comer frente al ordenador para no atraer a los persistentes roedores

Lo más probable es que la Wintour, que nunca da puntada sin hilo (¡y nunca mejor dicho!) seguro que pensó que no hay mal que por bien no venga, y aprovechó que algunas modelos vestidas con elegantes trajes de fiesta hacían tiempo - esperando a que las avisasen para posar para alguna producción de moda -, para pedir a algunos de los numerosos fotógrafos que siempre andan pululando por la redacción que las inmortalizase entre papel de envolver, plástico de burbujas y cajas de cartón.

Esta instantánea ejerce la misma fascinación que una de esas sofisticadas editoriales de moda donde se ven a las modelos luciendo tules y gasas posando en la nieve en condiciones extremas; y es también una prueba feaciente que la perfeccionista Anna Wintour pudo mostrar a sus jefes para enseñarles en qué condiciones tiene que llevar a cabo su trabajo. Probablemente esas fuesen las razones por las que permitió que se subiese esta foto a las redes sociales.

El auténtico problema fue cuando una vez que todo el mundo se hubo instalado definitivamente en sus nuevas instalaciones del flamante One World Trade Center, las ratas y los ratones volvieron a hacer acto de presencia. Meses después el problema seguía sin haber sido solucionado.

Anna Wintour, la archiconocida directora de la edición americana de la revista Vogue temida por su fuerte carácter, perdió los nervios y entre gritos amenazó con no volver a poner los pies en la redacción hasta que todos estos roedores desaparecieran por completo.

Como se encontró excrementos de rata en algunos de los teclados de los editores de la revista, los responsables de mantenimientos emitieron un comunicado pidiendo a todos los trabajadores de Condé Nast que se abstuviesen de comer frente al ordenador, para no atraer a los persistentes roedores.

Los fans total de esta revista, que es todo un referente en el mundo de la moda, pondrán el grito en el cielo cuando se enteren de que estos "malditos roedores" se habían hecho fuertes en el cuartito de la moda donde se guardan todas las prendas y accesorios que los showrooms de las diferentes marcas prestan a la revista para sus editoriales de moda. Las ratas habían llegado incluso a roer algunas de las cajas que custodiaban algunos de los carísimos estiletos y clutchs que luego vemos fotografiados en una de las llamadas Biblias de la moda.

Como os podréis imaginar, todo esto ha dado mucho que hablar. Sobre todo porque a la gente le encanta imaginarse a la poderosa Anna Wintour subida encima de su escritorio dando gritos mientras un grupo de ratones la observan sorprendidos.

Al parecer las ratas llegaron a través del sistema de ventilación. Felizmente, a día de hoy, el problema parece haber sido subsanado. Nos alegramos por la Wintour que, lógicamente, está mucho más acostumbrada a las paillettes que a los roedores.

Vía | La Voz Libre
Fotos | Wikipedia, Instagram Vogue, Flickr En Trendencias | La influencia de Anna Wintour en la industria, "la padrina" en la sombra

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